Firmas

La futura crisis de 2020

  • La mecánica de los ciclos cambió: hoy es la política la que marca el paso
  • El 'reloj de los conflictos' marca que aquéllos mostrarán un agravamiento

Nadie duda de la existencia de ciclos económicos, con sus fases de depresión y auge. Los economistas que han analizado estos fenómenos identifican una superposición de ciclos largos y cortos. Ciertamente, existen medidas "contracíclicas" para paliar los efectos negativos del ciclo, aunque tales medidas pueden agotarse, y abrirse nuevos períodos de recesión.

Joseph Schumpeter fue el primero en abordar el problema de los ciclos económicos cuando publicó Business cycles en 1939. Poco se sabía entonces de cómo utilizar la política monetaria para estimular una economía a la baja. En aquellos tiempos la economía dominaba la política. Hoy es al revés: es la política la que marca el paso de la economía, y es la que induce cambios en el ciclo económico.

Lo hace de muchas formas: con la manipulación de los precios del petróleo o del gas, con los precios de la energía eléctrica, iniciando guerra de divisas, y un largo etcétera de temas de orden económico que tienen su origen en factores políticos. Acciones que pueden cambiar la marcha de la economía, ya sea a nivel local, regional o global. Véanse, como otros ejemplos, las acumulación de dólares en China, las inestabilidades políticas del Brexit, la situación en Venezuela o, en nuestro caso doméstico, los efectos económicos del problema catalán.

Los ciclos económicos largos fueron estudiados por el economista ruso Nicolái Kondrátiev. Allá por 1932, siendo director del Instituto de Coyuntura, se le ocurrió escribir Las ondas largas de la coyuntura, obra que determinaría su final a manos del dictador Stalin. En ella aseguraba que la economía capitalista se movía al hilo de subidas y bajadas, con lo que, implícitamente, pensaba que no sería abatida por el modelo marxista, ya que mostraba siempre signos de supervivencia.

El análisis de Kondrátiev comenzó en 1790 con la aparición de la máquina de vapor y la Revolución Industrial. Fase que acabaría, según sus análisis, en 1848, con una nueva expansión debida al ferrocarril. Un nuevo ciclo que iría a la baja con la recesión de 1873, para acabar en 1896 con Inglaterra sumida en la pobreza después de un período de 20 años de estanflación.

Kondratiev fue ejecutado en 1938. No pudo ver el final de su tercer ciclo que había comenzado en 1896 y que, según su visión, era otro movimiento de unos 50 años de duración. Según esto, el iniciado en 1896 habría terminado en 1945 al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Con su razonamiento, se podría especular con nuevos análisis. De 1945 se llegaría a 1993 cuando terminó la crisis de las famosas puntocom.

Una burbuja financiera que vino de la mano de las nacientes empresas de Internet que se vendían a precios exorbitados cuando ni siquiera habían comenzado su andadura comercial o tenían muy bajos ingresos. En España, el ejemplo más evidente fue la filial de Telefónica, Terra. Con la globalización, el ciclo largo de Kondrátiev parece que se acorta.

De 1993 a 2008 habría habido una fase de expansión, para entrar de nuevo en recesión. Desde entonces, con las lecciones aprendidas en el pasado, se pusieron en marcha nuevos mecanismos para evitar que el desastre durará demasiado tiempo. Los bancos centrales, definitivamente en manos políticas, llevaron los tipos de interés a cero y pusieron los estímulos monetarios en marcha. Se salvó el sistema financiero y se acortó la zona de depresión del ciclo, pero no las deficiencias económicas necesitadas aún de profundas transformaciones.

La geopolítica se superpuso a la economía creando nuevas inestabilidades que se ven en forma de Brexit, nuevos populismos, frágiles alianzas políticas en países como Alemania o Italia, Cataluña entrando en la escena internacional, Estados Unidos mirando sólo a sus intereses, una mayor presencia de Rusia desestabilizando Europa, los ocultos conflictos en Arabia Saudí, el permanente problema con Irán, el terrorismo yihadista, la frágil relación de Estados Unidos con China, y muchas otras inestabilidades de origen político que afectan a la economía.

Asuntos que se cruzan con ciclos políticos que promueven, hoy más que nunca, fuertes vaivenes en la economía. Ciclos políticos, menos conocidos, de efectos impredecibles. Aunque existen estudiosos, como puede ser Joshua Goldstein que, después de analizar más de 100 conflictos políticos, sugiere la existencia de un "reloj de conflictos" que marca cambios políticos de gran alcance. Para él, como para otros científicos sociales que estudian estos fenómenos, 2020 sería un año en el que los riesgos políticos aumentarían severamente.

Lo cual parece coincidir con el agotamiento de los estímulos que, de momento, sujetan la economía. Si la depresión de 2008 no llegó más allá de 2014, podría suponerse que su expansión empezaría a declinar hacia 2020 de acuerdo al nuevo ciclo de Kondrátiev. De ser así, el ciclo económico y el ciclo político coincidirían para cambiar de signo en 2020. Desgraciadamente, según estas teorías, a peor.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky