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La planificación para la jubilación

Imagen: Getty.

Por segundo año consecutivo, el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado prevé que el Tesoro Público emita deuda para financiar una parte del pago de prestaciones por pensiones de la Seguridad Social. El agotamiento de facto del Fondo de Reserva de la Seguridad Social es un indicador más de la necesidad de introducir una nueva reforma integral en el sistema de pensiones que le permita adaptarse periódicamente a las exigencias económicas y demográficas que una sociedad cambiante presenta.

Las últimas reformas introducidas en el sistema se han centrado en garantizar su sostenibilidad en el largo plazo por la vía de la contención de las prestaciones, sin incidir en medidas que permitan aumentar los ingresos. Se ha puesto en peligro el principio de suficiencia, tal y como demuestra la última proyección que publica la Comisión Europea en su informe The 2015 Ageing Report, donde se estima que la tasa de reemplazo o sustitución (primera pensión sobre el último salario) pasará del 79% actual a un 48,6% en 2060.

La Seguridad Social del futuro no será como la conocemos actualmente. Es necesario que las pensiones futuras, además de sostenibles, sean suficientes para que el sistema público continúe siendo uno de los principales pilares del sistema de bienestar. Pero es evidente que el nivel de cobertura de las pensiones públicas disminuirá en las próximas décadas, situándose en línea de otros países de nuestro entorno, por tanto, seremos nosotros los responsables de realizar una adecuada planificación financiera de jubilación con la creación de un patrimonio que complemente la pensión pública.

Para dar los primeros pasos debemos respondernos a estas tres preguntas básicas. La primera: ¿Cuánto necesito ahorrar para la jubilación? Este importe estará en función de la pensión pública esperada. Saber este dato es esencial para una adecuada planificación y en la actualidad es desconocido por la mayoría de ciudadanos. En consecuencia, es necesario que la Seguridad Social del futuro sea más transparente y nos informe periódicamente del importe de nuestra pensión pública esperada para ayudarnos en nuestra planificación.

Otras variables que debemos cuantificar e intervienen en esta respuesta son nuestra edad actual, la edad previsible de jubilación, la esperanza de vida, la inflación (a muy largo plazo), la rentabilidad esperada de los instrumentos contratados, los posibles imprevistos y el nivel de vida deseado al jubilarnos.

La otra sería, ¿cómo puedo ahorrar para la jubilación? La elección del instrumento de ahorro estará en función de la situación personal, profesional y familiar de cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros debe valorar cuál se adecúa mejor en función de nuestro patrimonio actual, el nivel de ingresos, las necesidades de liquidez a corto y medio plazo, el perfil de riesgo, las expectativas de rentabilidad y nuestra previsión familiar. Finalmente, debemos preguntarnos ¿cuándo ahorrar para la jubilación?

Cuanto antes se empiece, menor será el esfuerzo ahorrador. El importe que debemos destinar dependerá del plazo disponible y de la rentabilidad que obtengamos. Establecer una periodicidad nos ayuda en nuestra planificación y nos hace obtener mayor consistencia en los resultados.

Una buena elección es acudir a profesionales que nos asesoren en todo este proceso. En el mercado existen calculadoras que estiman la pensión pública esperada y que nos permiten aproximar nuestro objetivo de ahorro. Con estos datos, y partiendo de nuestras respuestas a las preguntas formuladas, podrán plantearnos un plan de ahorro a medida de nuestros recursos y futuras necesidades. También nos ayudará a elegir el instrumento financiero que mejor se adapte a nuestro perfil de riesgo y que optimice nuestra rentabilidad financiero-fiscal, así como a determinar el importe de las aportaciones a realizar periódicamente con el que lograremos nuestro objetivo.

La planificación financiera para la jubilación es un camino de largo recorrido con múltiples hitos que van sucediendo en el transcurso del mismo. Por tanto, es tan importante el diseño inicial de nuestro plan de ahorro personalizado como realizar una revisión periódica que nos permita corregir desviaciones de nuestro objetivo y adaptarnos según la evolución de los mercados financieros, la economía o nuestra situación personal y familiar.

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