
Hoy arranca la tercera semana del Catalexit para el mercado después del 1-O, pero para muchos profesionales lo que ocurra no les asusta porque apenas tienen exposición al Ibex 35. En realidad, una buena cartera de bolsa no debería concederle más de un 10% ó 15% al mercado español. Y en caso de mantener esta posición, el Ibex 35 está dando oportunidades redobladas de quitarse de en medio no sea que jornadas de miedo como la del 4 de octubre sean de pánico.
Muchos gestores te dicen que con ganancias en torno al 10% en bolsa, y en productos mixtos por encima de 5%, el año ya está hecho. Lo que hay que hacer es volver a puerto, felicitarse porque ha sido buena la faena de 2017, y empezar a planificar la que viene. Poco queda por hacer, y hay más potenciales riesgos de perder parte de la captura que de llenar más la redes.
En el caso de la bolsa española, la potencialidad de pérdida es evidente por el 'Procés', incluso considerando que por el castigo sufrido está más barata que la europea, su rentabilidad por dividendo es mayor, y el crecimiento del beneficio de sus empresas es más elevado por Latinoamérica. Incluso demostrando que la mayor racionalidad y lógica del esperpento que se está viviendo la están protagonizando los mercados, lo sensato parece ser establecerse en los cuarteles de invierno.
Pero este acuartelamiento del riesgo de los inversores españoles también puede extenderse entre los europeos. La bolsa del Viejo Continente ataca resistencias, y lo hace mirando a la decisión que tomará Draghi el día 26. El plan de ruta de la reducción de estímulos ya contempla que las compras anuales de bonos de 60.000 millones mensuales se recorten a la mitad, pero nada sobre la fecha en la que comiencen a subir los tipos.
Alemania y la banca, la primera para su ahorro y la segunda para sus cuentas, ansían que ocurra. No habrá mensaje sobre este punto, y solo reinterpretaciones del BCE sesgadas, como en Sintra, permitirán pensar que el año en mercado todavía no está hecho.