Firmas

Vuelta de tuerca en Brasil

Foto: Reuters.

Michel Temer es el primer mandatario brasileño acusado de cometer un delito. La acción judicial podría acabar con su destitución. Tanto su antecesora, Dilma Rousseff, y Fernando Collor de Mello tuvieron que abandonar el cargo tras un impeachment, un proceso de carácter político.

Con independencia de lo que se decida, el efecto más inmediato y visible es la cancelación de la agenda internacional de Temer que no estará en la cumbre del G-20 de Hamburgo la próxima semana.

Temer ha sido acusado de "corrupción pasiva" por la Fiscalía. Tiene al menos tres semanas para preparar su defensa. El jueves la Corte Suprema envió a la Cámara de Diputados la denuncia del procurador general de la República, Rodrigo Janot.

Existen "indicios graves" de corrupción alrededor del acuerdo entre el presidente y el empresario Joesley Batista, propietario del mayor procesador de carne del mundo, JBS. En meses anteriores la empresa frigorífica había sido asimismo una de las culpadas de "maquillar" carne vencida mezclándola con otra en buen estado para ponerla luego a la venta.

Las sospechas se desprenden de unas confesiones de directivos del grupo JBS en el marco de un acuerdo de cooperación judicial, en el que declararon que sobornan a Temer desde 2010 y entregaron unos audios que le comprometen. En esas grabaciones, cuya autenticidad niega Temer al sostener su inocencia, Batista narra maniobras ilegales de JBS con autoridades del Gobierno para favorecer al grupo que el mandatario escucha sin mayores comentarios. O hasta consintiendo. Según la Policía Federal el audio no ha sido objeto de edición siendo un claro indicio de que el presidente incurrió en los supuestos delitos de obstrucción a la justicia, en lo que pudiera ser definido como "asociación ilícita". Además "dejó de comunicar a las autoridades" acerca de maniobras corruptas de las que tuvo conocimiento. Por si esto fuera poco el informe complementa otro que concluía que Temer actuó en tramas de corrupción de las que obtuvo "ventajas indebidas", en alusión a supuestas comisiones ilegales. En efecto, en el diálogo con Batista, parecía dar su aval para que el empresario pagara jugosos sobornos a un potencial colaborador de la Operación Lava Jato, el condenado ex titular de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, a su vez máximo instigador del impeachment a Dilma Rousseff.

La corrupción afecta a todos los partidos. No solo al presidente y su formación, el centrista Partido de Movimiento Democrático Brasileño, PMDB. Brasil es un país donde el vínculo público-privado caracteriza las estructuras política y económica. Atención a este dato: Batista, el magnate de JBS reconoce haber costeado las campañas de un tercio de los miembros del Congreso actual.

El procesamiento tendría que ser aprobado por dos tercios del Congreso. Si bien eso es improbable en este momento, conviene recordar que muchos de esos congresistas están siendo, a su vez, investigados por corrupción. Aunque la autenticidad de la grabación difundida ofrece algunas dudas, su divulgación ha causado un grave daño. Un perjuicio que puede muy bien ser irreversible para la ya mala imagen y cuestionada autoridad de Temer.

El ministro de Economía, Henrique Meirelles, ha reconocido que la presente crisis llevará a que el PIB se expanda menos del 0,5 por cien esperado para este año, el primero de crecimiento tras dos años de recesión. Temer afirma que Brasil está en el camino de la responsabilidad y la superación y hay que seguir adelante. Alega que la acusación obedece a "oscuros intereses".

Sin embargo, el auténtico problema es el panorama - y este sí es tenebroso - de podredumbre política de Brasil. El escándalo del grupo cárnico JBS se añade a una larga lista cuyos casos más sonados son Lava Jato y Odebrecht. En particular las de Odebrecht y JBS son tramas paralelas. En ambos se realizaron pagos ilícitos y sobornos. En Odebrecht 77 delatores mencionaron a 44 políticos incluyendo los ex presidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores. En JBS, 7 implicaron a un total de 1829. Afecta a Temer y al ex candidato presidencial Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña y socio principal del PMDB.

Temer se aferra al poder. Lo logrará si no aparecen nuevas evidencias en su contra. Pero la judicatura, cuyo exponente más brillante es el juez Sérgio Moro, se apoya en la "delación premiada" y en la cooperación internacional. Y la ciudadanía está cada vez más harta del clientelismo y la corrupción generalizados. La clase política - en su totalidad - ha perdido legitimidad. Brasil necesita una renovación integral de sus dirigentes.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky