Firmas

El final de un histórico

  • Es sólo un paso más en el proceso de concentración bancaria en España
Foto: Reuters.

Los mercados financieros españoles se despertaban este miércoles con una noticia que marcará un antes y un después en nuestro país. El Banco Santander, la entidad financiera más grande de España y de la zona euro se hacía con el Banco Popular, por la módica cantidad de un euro. El Popular, un auténtico histórico de nuestro país con casi un siglo de antigüedad, veía así como su singladura llegaba a su final. En esa misma jornada de miércoles, la entidad era excluida de la cotización, eliminada del selectivo Ibex 35 y dejando no pocas dudas a accionistas, clientes, trabajadores, acreedores y a la comunidad financiera en general.

La adquisición de Popular por parte del grupo Santander pone fin a unos meses en los que la entidad que presidía Emilio Saracho ha estado presente en los medios de comunicación económicos y generalistas prácticamente a todas horas. El Banco Popular se presentaba, a inicios de 2017, con unas pérdidas en bolsa equivalentes al 96% desde los máximos históricos, en medio de una considerable fuga de capitales, presidente nuevo, rumores de compra, y, sobre todo, en un entorno en el que no eran pocos los que dudaban de su viabilidad. Lo que es indudable es que se presentaba como prácticamente la única entidad que no había conseguido resurgir en bolsa tras la gran crisis financiera de 2008. Las grandes pérdidas arrojadas en el ejercicio 2016 corroboraban las hipótesis de los más pesimistas.

Las últimas semanas fueron especialmente significativas para la entidad. Seis sesiones aciagas consecutivas en los parqués derivaron en la pérdida del 50% de su valor de mercado, al tiempo que se especulaba con los posibles escenarios de salida: adquisición por otra entidad, rescate o ampliación de capital. El tercer escenario pasó de ser el más probable a ser el menos viable, conforme las pérdidas en bolsa se acumulaban. Las posibilidades de que los pequeños accionistas soportaran más pérdidas no eran altas, por tanto, la probabilidad de fracaso de esa operación era bastante alta. En las últimas sesiones cobró fuerza la adquisición por parte de otra entidad, aunque resultaba difícil adivinar quién sería. Tanto Caixabank, Sabadell, Bankia, BBVA y Santander tenían motivos más que suficientes para dar un paso al frente. Las sinergias serían evidentes y el refuerzo de la posición de liderazgo en el mercado español era un pastel demasiado jugoso como para decir no.

La noticia saltaba en la jornada de este miércoles. A través del Mecanismo Europeo de resolución, el Banco Popular se declaraba en quiebra y su grupo pasaba a ser custodiado por el Banco Santander. La entidad que preside Ana Patricia Botín desembolsaba un euro por la entidad absorbida y planteaba una ampliación de capital de 7.000 millones para poder hacer frente con holgura a los pasivos de la nueva entidad del grupo. Esos 7.000 millones equivalen a un 8,5% del valor de mercado total del Santander, con lo que, en caso de ser lanzada en su totalidad, ese sería el efecto dilución máximo para los antiguos accionistas del Santander.

Las consecuencias para los agentes que formaban parte del Banco Popular son muy diversas; mientras que los accionistas, tenedores de CoCos y tenedores de deuda contingente perderán el 100 por cien de su inversión, la situación de los clientes no será tan dramática. Los depositantes seguirán con sus cuentas en el banco y no sufrirán ningún efecto negativo. Mucha más incertidumbre habrá sobre la situación de los empleados del grupo. Las sinergias que busca la nueva entidad probablemente obligarán a tratar la duplicidad de oficinas y a realizar ajustes en la plantilla en un futuro próximo.

Más clara queda la situación dentro del panorama financiero español. La absorción de Banco Popular por parte del Santander hace que la entidad resultante sea líder indiscutible dentro del mercado financiero español. El refuerzo que va a tener el Santander en el mercado nacional con esta operación hará que se distancie de BBVA y del resto de seguidores.

Aunque muchos ven en esta operación algo anormal e inusual, no deja de ser un paso más dentro del proceso de concentración bancaria iniciado en España hace unos años y que parece que todavía no está cerca de su final.

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