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Crowdlending: formación para el futuro

En un mundo cambiante como el actual, el sector bancario tiene que adaptarse continuamente a las nuevas disruptivas que aparecen a diario, ya sea por la situación económica global, las nuevas tecnologías o las exigencias de una sociedad que ya no se conforma con un pequeño interés por su capital.

El consumidor ha tomado por fin, las riendas de sus préstamos e inversiones y pide no atarse a una banca tradicional más preocupada en adquisiciones de empresas emergentes y en sostener sus ingresos, que en ofrecer soluciones atractivas a sus clientes.

Esto viene de la mano con el reciente estudio de la multinacional PWC, en las que informa de las nuevas tendencias en el sector bancario: Big data, inteligencia artificial, blockchain, ciberseguridad, biometría y realidad virtual. Además, sumaba otras tres que quiero destacar a parte: economía colaborativa, fintech y la nube, o lo que es lo mismo, el usuario tiene la clave. Y me atrevería a puntualizar algo más: es la hora de los jóvenes.

Pues bien, como dijo Albert Einstein, no podemos resolver los problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos. Diversos estudios de prestigio apuntan que la generación actual de jóvenes es la mayor víctima de la crisis financiera que todavía atravesamos. En España este problema es especialmente grave, y a esto se suma que los trabajos están peor remunerados, los contratos son más precarios y la incertidumbre en torno al futuro de las pensiones parecen en aumento.

¿Por qué no utilizamos esas tres tendencias para proponer un modelo - ya no tan nuevo - como una posible solución a tal problema? Demos a los jóvenes las soluciones, hablando de lo que dominan: las nuevas tecnologías.

Cuando un ciudadano se plantea invertir sus ahorros, se tiende a pensar en opciones comunes tales como la banca, los planes de pensiones o los depósitos bancarios. A estos productos, con el auge de la TIC, se unió el crowdlending, basándose en el principio de economía colaborativa. La fórmula social está clara: la financiación solicitada por un individuo se cubre gracias a muchas aportaciones de inversores particulares. Estos inversores reciben a cambio una contraprestación dineraria por su inversión, mucho más justa tanto para el prestatario como para el inversor.

Desde el punto de vista de la inversión, la rentabilidad es mayor que la de los depósitos bancarios, y más predecible y constante que la bolsa, con un riesgo muy moderado. El inversor sabe de antemano el plazo de devolución del préstamo y el riesgo asociado y recupera mes a mes su inversión, pudiendo configurar la plataforma para que dichos intereses vayan reinvirtiéndose de manera automática en préstamos de su conveniencia.

Pero no sólo es una cuestión económica la razón para elegir alternativas bancarias. A través del crowdlending se financia en su mayoría a estudiantes de máster y posgrado, en una clara apuesta por la educación superior. La meta de la educación debería ser permitir a cada individuo continuar su educación, y como bien dijo Nelson Mandela, la educación es el arma más poderosa que puede usarse para cambiar el mundo.

Quizás, desde mi humilde opinión, me atrevería a añadir un nuevo punto a ese informe de PWC y cerrar así un decálogo sobre las tendencias del sector bancario: formación para el futuro.

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