
A lo largo de nuestra corrupta pseudodemocracia, todos los gobiernos han mentido a los españoles en asuntos clave y relacionados con el ámbito de la política, la economía, la justicia, el bienestar social, etc.
En la primera legislatura, protagonizada por los gobiernos de Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo, el principal engaño que perpetraron ambos gobiernos consistió en intentar convencer a los españoles de las bondades del Estado de las Autonomías.
Tanto en cuanto, el modelo autonómico es el causante de la corrupción política, la deuda, el déficit, el paro estructural, el sobredimensionamiento de la Administración, las distensiones territoriales, etc., que actualmente mantienen en jaque a España.
El desgobierno de Felipe González
Durante las cuatro legislaturas consecutivas en las que desgobernó España el PSOE de Felipe González, las mentiras procedentes de los diferentes gobiernos socialistas se convirtieron en el sello de identidad de los mismos.
En este sentido, quizás debiera destacarse el Caso GAL, por delante de muchos otros. Porque gran parte de los 'fondos reservados' que se destinaron a la lucha anti terrorista fueron utilizados en concepto de 'gastos particulares' por parte de los políticos que, de manera indigna, mal gestionaron el Ministerio del Interior de aquel infame gobierno socialista.
Recordemos que en aquella época, la organización terrorista ETA se caracterizaba por asesinar de forma constante e implacable, sobre todo, a indefensos guardias civiles. Aunque, también fueron asesinados determinados políticos, tanto del PP como del PSOE, todos ellos valientes y honrados, a diferencia de los integrantes de la cobarde y corrupta casta política actual.
La mayor farsa que llevó a cabo José María Aznar durante las dos legislaturas en las que gobernó, fue disfrazar de demócrata a un partido antidemocrático como es el PP. La prueba de ello no es otra que la terrible herencia que "el dedo de Aznar" dejó a los españoles.
Puesto que Rajoy se convirtió en presidente del PP porque Aznar, de modo personal, así lo decidió. De tal manera, que las nefastas consecuencias de esta antidemocrática y desacertada decisión las lleva padeciendo España 6 años aproximadamente. Y el PP alrededor de 12.
La mentira del 11-M
A los desgobiernos de Rodríguez Zapatero, que también duraron dos legislaturas, se les pueden achacar dos grandes mentiras, entre muchísimas otras. La primera de ellas está relacionada con el 11-M. Al respecto, no olvidemos que este atentado terrorista sirvió para que el PSOE pudiera ganar las elecciones de 2004.
Tras la victoria electoral de Zapatero, una justicia politizada y al servicio del PSOE (y más adelante a las órdenes del PP) no quiso esclarecer las causas, ni tampoco descubrir a los verdaderos promotores, del mayor atentado contra la sociedad civil cometido en Europa desde la finalización de la II Guerra Mundial.
Y la segunda tiene relación con el ámbito económico. La misma está referida a la negación oficial de la crisis económico financiera (hasta 50 veces la negó ZP y sus ministros) durante el año 2008 y siguientes.
Aún, conociendo que España se encontraba prácticamente en quiebra. Todo ello, en virtud de la coincidencia de varios factores: la corrupción política, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, la destrucción por parte de la casta político sindical de la mitad del sistema financiero español, es decir, de las extintas cajas de ahorros y el estallido en 2007 de la crisis financiera a nivel global.
La burla de Rajoy
Por último, la gran burla del desgobierno de Rajoy consiste en no haber cumplido ninguna de sus promesas electorales durante su primera legislatura, en la que dispuso de mayoría absoluta. Traicionando, con ello, a todos sus votantes.
Tanto es así, que el Gobierno del nuevo 'Partido Popular Socialista' de Rajoy ha continuado desarrollando la inmensa mayoría de las políticas impulsadas por el anterior Gobierno del PSOE de Zapatero.
Exceptuando la "semi reforma laboral", el Gobierno de Rajoy se está caracterizando por seguir tres líneas políticas fundamentales. La primera es adaptarse a los anti valores, anti principios e intereses sectarios de la izquierda española. La segunda consiste en expoliar fiscalmente a los españoles. Y la tercera se basa en no acometer ninguna de las reformas que necesita España, tales como la relativa a la Administración (reducirla, eliminando el enchufismo político), la Justicia (despolitizarla), la laboral (profundizar en la reforma ya iniciada), etc.
Con tales antecedentes, no sería sorprendente que el ejecutivo actual estuviera mintiendo 'presuntamente' a los españoles respecto a dos cifras macroeconómicas vitales, tales como el PIB y la deuda pública.
Maquillaje macroeconómico
Según el economista Roberto Centeno, la deuda pública real de nuestro país alcanza el 141% del PIB, una cifra mucho más elevada que la oficial del gobierno, fijada aproximadamente en el 100% del PIB.
Centeno se apoya, al objeto de argumentar su teoría, en que el gobierno utiliza el Protocolo de déficit excesivo al objeto de contabilizar la deuda, un procedimiento escasamente fiable y, por consiguiente, erróneo. Tanto en cuanto, el mismo únicamente computa una parte de la deuda.
Por el contrario, el citado economista sostiene que las cifras que reflejan verdaderamente la deuda total de España se pueden obtener por mediación de los denominados Pasivos de Circulación, publicados trimestralmente por el Banco de España y a los que el Gobierno hace caso omiso por razones obvias.
Del mismo modo, Centeno afirma que el PIB oficial, es decir, el determinado por el gobierno, es un 18% superior al real. A tal efecto, el crecimiento del PIB estimado por el gobierno para el presente ejercicio estaría muy por encima del crecimiento real.
La deuda y el déficit los genera el gasto político
En cualquier caso e independientemente de la veracidad o falsedad de estas cifras macroeconómicas, el único hecho irrefutable se basa en que la deuda prácticamente impagable, el déficit casi crónico y la alta tasa de desempleo estructural que sufre España son tres factores asociados a nuestro económicamente insostenible modelo de Estado autonómico.
Tanto en cuanto, la corrupción, el despilfarro, el parasitismo y la politización de la Administración son características inherentes a nuestras autonomías.
De hecho, la actual configuración de nuestro sistema político español está conduciendo a España hacia un precipicio económico, social, moral, territorial, etc.
Debido a que el mismo está fundamentado, entre otras muchas corruptelas, tanto en la compra de votos a través de subvenciones político clientelares como en el enchufismo político en la Administración Pública. Sobre todo, en las comunidades autónomas.