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Estados Unidos enfoca su estrategia energética

  • Trump quiere liberar a su país de la dependencia del petróleo extranjero
Imagen: Getty.

Tras la inesperada victoria del candidato republicano Donald Trump durante el mes de noviembre, los mercados de renta variable se comportaron en contra de todo pronósticos y se incrementaron cerca de tres billones de dólares en los dos meses posteriores. Sin embargo, tras el buen inicio de año, los inversores se muestran preocupados por la falta de especificaciones en los planes del nuevo presidente.

Los mercados se muestran expectantes a cada intervención de Trump, ya que podría desarrollar alguna de las nuevas políticas anunciadas en campaña. Poco después del discurso de inauguración en la Casa Blanca, el nuevo presidente de los Estados Unidos publicó en la web de la Administración el "primer plan energético de América", que servirá como base para la política energética durante los próximos cuatro años.

Uno de los primeros posicionamientos del nuevo gobierno en materia energética, es negar el cambio climático. Trump ha descrito el cambio climático como un "engaño" y ha amenazado con retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París que entró en vigor el año pasado. En este informe se puede leer, "Durante demasiado tiempo hemos sido frenados por pesadas reglas para nuestra industria energética" y de hecho una de las primeras medidas podría ser eliminar el Plan de Acción sobre el Clima y la regla sobre las Aguas de de Estados Unidos del expresidente Barack Obama, ya que a su juicio son políticas perjudiciales e innecesarias. Suprimiendo estas medidas, su intención es aumentar los salarios de los trabajadores en más de 30,000 millones de dólares en los próximos siete años.

Otro de los grandes objetivos del nuevo gobierno es acabar con la dependencia estadounidense del "cartel de la OPEP y cualquier nación en contra de sus intereses". Aunque en los últimos años Estados Unidos ha reducido gran parte de la dependencia exterior, todavía continúa importando 9.4 millones de barriles diarios. La Administración de Trump está comprometida con políticas energéticas que reducen los costos para los trabajadores estadounidenses y maximizan el uso de los recursos, liberándolos de la dependencia del petróleo extranjero.

El nuevo gobierno afirma que todavía quedan vastas reservas de energía doméstica con las que podría llevar a cabo una revolución en el petróleo y gas para traer empleos y prosperidad a millones de estadounidenses. La estimación es de 50 billones de dólares de petróleo y gas natural sin explotar, especialmente en las tierras federales que el pueblo estadounidense posee.

Utilizaría esos ingresos de la producción de energía para reconstruir las carreteras, escuelas, puentes e infraestructura públicas para llevar a cabo otra de sus grandes promesas electorales.

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