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Críticas de Trump, desconfianza de Europa

Donald Trump ha hablado mucho en las semanas pasadas. Demasiado. La UE ha sido blanco de sus críticas. Mientras que su predecesor, Barack Obama, alabó la UE como uno de los mayores logros, Trump califica el Brexit como "un éxito que debería llevar a otros a dejar la Unión". Obama advirtió a los británicos que en caso de un Brexit, tendrían que ponerse a la cola para negociar un nuevo acuerdo comercial con Washington.

Trump, en cambio, busca un rápido acuerdo con Londres, en probable detrimento de las relaciones comerciales entre Gran Bretaña y la UE. Su estrategia está siendo la de propiciar la enemistad entre socios, para sacar de ello el mejor partido. Pero como se encargó de recordar el comisario europeo para Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, "las negociaciones de salida durarán dos años desde el momento en que Londres active el artículo 50. Hasta entonces ningún acuerdo de libre comercio puede ser concluido unilateralmente por un estado miembro".

¿Que Angela Merkel cometió un "error catastrófico" con la acogida masiva de refugiados? Alemania paga miles de millones por los refugiados de Siria e Irak sin haber tenido nada que ver con la guerra en Irak. Es más, advirtió explícitamente en contra. No obstante, EEUU llevó a cabo la invasión y desestabilizó toda una región. Hoy no quiere hacerse cargo de su responsabilidad en el desastre provocado.

A pesar de décadas de cooperación mutua entre Washington y Bruselas, para Trump, la UE es una especie de trampa que afecta la economía de EEUU. El 45º presidente cree en acuerdos bilaterales exclusivos y piensa en categorías de Estados-Nación que luchan solitarios por sus beneficios económicos. Su mandato es para Europa un viaje a lo desconocido. Un socio fiable se ha convertido en un factor de riesgo. Incertidumbre e inseguridad. ¿Apoyará en mayo próximo en las elecciones francesas a la populista Marine Le Pen o al conservador François Fillon? ¿Permitirá que Rusia ataque, en las próximas elecciones alemanas, a Merkel como lo hizo con Hillary Clinton? ¿Qué hará con la OTAN?

Algunos han optado por confíar en su buena gestión porque es un empresario exitoso. Sin embargo, no es lo mismo tomar decisiones en un sector determinado sin tener que prestar demasiada atención a otras áreas que dirigir un Estado. En política todo está interconectado. Con un cauteloso optimismo no pocos líderes europeos quieren pensar que el equipo y los asesores presidenciales sabrán encauzar su ego sobredimensionado hacia caminos previsibles.

Otros no toman en serio sus proclamas con el argumento de que no son realistas. El problema es que un presidente norteamericano puede tan solo con sus aseveraciones crear realidades o modificarlas. Llamar "obsoleta" a la OTAN es un claro ejemplo. La afirmación de que la Alianza no lucha contra el terrorismo es falsa ya que tiene misiones antiterroristas, sobre todo en Afganistán. Y aunque deba mejorarse, sigue siendo importante. Considerarla como algo innecesario sólo invita a que antagonistas de la Alianza como Rusia prueben hasta dónde pueden llegar y desconcierta a los socios. En especial los países bálticos y los polacos, que se preguntan, con razón, si la coalición con EEUU todavía vale la pena, máxime cuando Trump parece estar buscando en particular la amistad de su homólogo, Vladimir Putin. Con todo, Europa mantendrá una actitud firme ante Moscú por su política frente a Ucrania. Y no parece que el Congreso estadounidense vaya a aprobar la derogación de las sanciones contra Rusia.

Los intereses de EEUU serán la absoluta prioridad en la nueva era. Pretende "hacer América grande de nuevo". Eso no será posible de espaldas al mundo y aislándose de la UE. Ésta no fue fundada para derrotar comercialmente a EEUU como anuncia Trump. Favorece a todos los países miembros. También a EEUU que sin un sólido vínculo con Europa no se mantendrá como superpotencia global.

Si el presidente siguiera adelante con su empeño proteccionista EEUU sufrirá represalias comerciales. Pese a los aparentes beneficios a corto plazo todos se verán afectados y nadie saldrá ganando. Hay que tomar en serio sus declaraciones si bien es dudoso que el Congreso norteamericano vaya a aprobar sus planes arancelarios.

El tiempo de la amenaza irresponsable y la locuacidad imprudente ha terminado. A partir de ahora Trump tendrá que rendir cuentas por todo lo que diga y haga.

La UE se mantiene a la expectativa y dispuesta a seguir trabajando de forma constructiva en la relación transatlántica. En el caso de que los ataques frontales continuaran los europeos cerrarían filas ante el magnate. Trump puede revelarse como una oportunidad para Europa haciéndola recapacitar sobre su propia fortaleza.

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