
La nueva tarifa plana, cuya iniciativa ha partido de Ciudadanos a través de la 'Ley de Autónomos', solo representa un insignificante avance para los nuevos trabajadores por cuenta propia.
Al respecto, recordemos que el pasado 2 de diciembre el Pleno del Congreso aprobó a tal efecto la tramitación de una reforma cuyo objetivo, en principio y en el supuesto caso de salir adelante, es mejorar las condiciones del RETA.
Porque, prácticamente, la única bondad que aportará la nueva tarifa plana frente al modelo de tarifa plana diseñado e implantado por el Gobierno del PP en la anterior legislatura, es que amplia el espacio temporal que cubre la cuota de 50 euros mensuales hasta alcanzar el año de duración.
De hecho, el nuevo arquetipo de tarifa plana presenta el mismo hándicap que el anterior modelo: tampoco recoge las peticiones que siempre han demandado los autónomos y, en consecuencia, no soluciona los tradicionales problemas que afectan a este colectivo.
Por ejemplo, una medida que los autónomos han solicitado a todos los gobiernos y que ningún les ha concedido es la relativa a la implementación de una cuota progresiva a la Seguridad Social, cuyo importe esté acorde con el volumen de facturación. Es decir, un sistema que permita a cada autónomo pagar en función de lo que ingresa.
Además, la nueva tarifa plana, al igual que la que está actualmente en vigor, únicamente beneficiará, en grado mínimo, a los autónomos que se dan de alta por primera vez en la Seguridad Social.
¿Tarifa plana con fin recaudatorio?
En función de lo anterior, el principal fin que persigue la tarifa plana es de índole recaudatorio y, por tanto, el objetivo prioritario de la misma no es ayudar a los autónomos. Se debe a que la tarifa plana se ha diseñado para animar a los nuevos autónomos a cotizar desde el inicio de su andadura empresarial y, de este modo, aumentar los ingresos de la Seguridad Social e intentar reducir el volumen de economía sumergida.
Puesto que, antes de existir la tarifa plana, un autónomo que se diera de alta por primera vez en la Seguridad Social tenía que pagar al mes de cuota unos 300 euros aproximadamente. El problema era que la mayoría de los autónomos no podían pagar desde el comienzo de su actividad profesional tal cantidad de dinero.
Máxime, considerando que la mayor parte de los negocios no alcanza el umbral de rentabilidad hasta que no pasen varios años. Y teniendo en cuenta también que, mientras tanto, los autónomos deben hacer frente a créditos y a altísimos costes de todo tipo, sufriendo de igual modo, la confiscatoria presión fiscal existente en España.
Este era el motivo por el cual muchos autónomos antes de darse de alta en la Seguridad Social esperaban el tiempo suficiente para obtener un mínimo de ingresos y, de esta manera, poder afrontar la cuota mensual de 300 euros. Ya que, antes de implantarse la tarifa plana, esta era la única forma de sobrevivir empresarialmente.
Aspectos olvidados
En este sentido, 50 euros al mes, cantidad determinada por la tarifa plana, son más asequibles que 300. Sin embargo, los nuevos autónomos a los que se les agote la duración de la tarifa plana y todavía no hayan obtenido ingresos suficientes para asumir un pago de 300 euros al mes en concepto de pagos a la Seguridad Social (la mayoría de ellos), corren el riesgo de que este abono mensual descuadre las cuentas de sus negocios y conduzca a los mismos al concurso de acreedores.
Por tanto, una tarifa plana que realmente tenga el objetivo de ayudar a los autónomos a dotar de estabilidad sus negocios y, de esta manera, poder crear empleo no puede estar sujeta a un espacio temporal concreto de seis meses o un año.
La finalización del plazo de la tarifa plana debería estar supeditada a la consecución de un mínimo volumen de facturación por parte de cada autónomo, que podría estar fijado en torno a los 24.000 euros anuales. Tanto en cuanto, un negocio de perfil bajo en España tiene unos costes mensuales aproximados de 1.000 euros al mes.
Igualmente, tampoco debería centrarse la tarifa plana solamente en los nuevos autónomos. Porque existen multitud de antiguos trabajadores por cuenta propia cuyos negocios, debido a los altos impuestos y a la crisis, han sufrido una bajada radical de facturación y, por ende, no pueden asumir en la actualidad el pago de 300 euros mensuales a la Seguridad Social. Pero como no son nuevos autónomos, la ley les impide beneficiarse de los efectos de la tarifa plana de 50 euros.
Parasitados por el Estado
En definitiva, la tarifa plana es otra herramienta recaudatoria más que nuestro económicamente insostenible y corrupto modelo de Estado autonómico necesita para explotar al mayor número posible de autónomos y, de esta forma, poder sostener su entramado político administrativo. Aún así, reitero, se trata de una medida enfocada en la buena dirección.