Firmas

Atención a los primeros cien días de Trump

  • Bajar los impuestos durante una década, como la mitad de la deuda de EEUU
  • Le gustaría un dólar más debilitado, pero su programa tiende a lo contrario

Quienes después de escuchar el primer y moderado discurso de Trump al llegar al poder han decidido que nada va a cambiar, van a encontrarse con una sorpresa. Obviamente, el Trump presidente no será como el Trump candidato, pero tampoco será un presidente al uso. Así que vayamos preparándonos para que sus primeras actuaciones no nos cojan con el pie cambiado.

La bestia negra número uno de Trump y sus votantes es China. Me sorprendería mucho que no hiciera nada al respecto. El Trade Act de 1974 le da poderes al presidente para imponer tarifas y sanciones a países que realicen "prácticas comerciales injustas", sin necesidad de contar con el beneplácito del Congreso. Lo hizo Nixon en su día y no creo que a Trump se le fueran a caer los anillos por mandar un aviso. Un aviso de, por ejemplo, una tarifa del 15% a las exportaciones de China a EEUU, lo que le supondría a China una reducción de, aproximadamente, un 1% del PIB en un momento en el que le está costando mantenerlo en el 6% (que probablemente en realidad sea el 5% o menos).

Luego vendría la respuesta china, claro: que si en lugar de Boeing compro Airbus, que si las turbinas para las centrales nucleares serán alemanas (al final la que se va a beneficiar de Trump va a ser Europa), etc. Aunque el objetivo de ambas partes será llegar a un acuerdo, el proceso de negociación sería bronco y traería volatilidad a los mercados, sean bursátiles, de bonos o de divisas. Porque si algo va a traer Trump a los mercados es volatilidad.

Piensen en la aplicación de su programa para la economía norteamericana. Parte de la idea de bajar impuestos a mansalva, y que ese impulso acabe generando más actividad y beneficios, equilibrando así la recaudación gracias a un mayor crecimiento del PIB y, en consecuencia, de la recaudación. A la espera de comprobar si funciona la idea, lo que sí sabemos es que, si la bajada de impuestos se aplicara durante, por ejemplo, una década, tendría un coste similar a la mitad de toda la deuda actual de los EEUU.

En honor a la verdad hay que decir que a Reagan le funcionó la idea, pero el dinero, que es prudente, lo que ha hecho es, de entrada, cobrarle más al Estado por prestarle, haciendo que suba el tipo de interés de los bonos (lo que hace bajar su precio). Y grandes cambios en el precio de los bonos norteamericanos afectan al precio de los bonos del mundo entero.

¿Qué más sorpresas depara Trump a los inocentes que piensan que todo va a seguir igual? Probablemente el dólar. Es un termómetro de la economía que va a salir de su letargo por el aumento de la volatilidad. Lo que no sé todavía es en qué dirección. A Trump lo que le gustaría es que bajara, para así hacer más competitivas las exportaciones norteamericanas, pero su programa económico, que apunta a un incremento de la inflación, el crecimiento y los tipos de interés, lo que generaría es una subida, no una bajada, en el precio de la divisa norteamericana.

Hablando de tipos de interés, la que no creo que se lleve una sorpresa es la señora Yellen el día que llegue el sobre con la carta de despido. Salvo que Trump recapacite -en el fondo si lo que quiere es animar la economía le interesa que los tipos de interés se mantengan bajos-, la sustituirá un halcón, otro de los motivos por los que el mercado de bonos está de los nervios. Y ojo, que la volatilidad de los bonos se puede trasladar a las acciones: si sigue aumentando el cupón -tipo de interés-, más de un inversor decidirá que le renta más un 3% en bonos que un 2% en dividendos, que es la media actual del S&P 500.

Supongo que la nueva administración se dará cuenta y hará las declaraciones necesarias para detener la caída en el precio de los bonos -y paralela subida de los tipos de interés-, porque, si no, la subida bursátil provocada por la victoria de Trump podría cambiar de dirección. Hay una enorme cantidad de bonos comprados a tipos de interés muy bajos o incluso negativos en el mundo (la famosa burbuja). Si siguen subiendo los tipos de interés, los gestores los van a soltar como si quemaran.

Los primeros cien días de Donald Trump van a ser delicados. No va a tener el beneficio de la duda. La prensa, el establishment, los mercados: todo el mundo piensa que es un bruto y un ignorante. Cualquier cosa que haga será negativamente amplificada por los medios de comunicación, que no le tienen mucha simpatía. Así que esperemos que los discursos de la victoria no sean lo único que sepa hacer con prudencia y sentido común.

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