Firmas

Investidura entre política y espectáculo

  • Los ciudadanos pueden preguntar si esta actuación aporta algo
  • El descontrol de las finanzas públicas abre las subidas de impuestos

Evidentemente, en un debate parlamentario lo que suele importar es el resultado de la votación. Esto resulta meridianamente claro en un debate de investidura: hoy se decidirá definitivamente si por fin tenemos un Gobierno en plenitud de funciones, o vamos a terceras elecciones, manteniendo, eso sí, al mismo presidente en funciones, Mariano Rajoy. Cuando lean estas líneas, esta cuestión esté probablemente resuelta por la abstención del PSOE. Sin embargo, como saben todos ustedes, esto no se decidió en un debate parlamentario, sino en un "franco y duro? debate (por ser suave) en dos recientes comités federales del PSOE.

Parece que los debates, especialmente en el caso de la investidura, no influyen en el resultado de la votación. Eso sí, tenemos mucho espectáculo. En esta cuestión, Pablo Iglesias se empleó a fondo: así atribuyó la Cruz de Borgoña a los gudaris del PNV cuando es un símbolo carlista, que luego heredó el PNV. No está de más recordar que los carlistas lucharon en el bando franquista en la Guerra Civil, precisamente contra los gudaris nacionalistas vascos, que estaban en el bando republicano. Además, el líder de Podemos empezó su intervención señalando que se sentía orgulloso de ser español por las brigadas internacionales, que como probablemente sepa Pablo Iglesias, estaban formadas por extranjeros.

Todas estas historietas le puede parecer que no aportan nada, pero mucho menos lo hacen acusaciones de ser "potenciales delincuentes? a algunos diputados sin identificar, que también realizó el líder de Podemos. Esto acabó con la salida de los diputados de Podemos del hemiciclo cuando el portavoz del PP, Rafael Hernando, acusó a Iglesias de cobrar de dictaduras. En fin, un previsible adelanto de la esquizofrenia de hoy sábado por la tarde: un partido de la coalición Unidos Podemos, Izquierda Unida, con representación parlamentaria, llamando a unirse a una manifestación porque los diputados, incluyendo seguramente los de Unidos Podemos como irónicamente señaló Rajoy, "no nos representan".

Usted como ciudadano se puede preguntar, y con razón, si todo este espectáculo le aporta algo. La respuesta es que no, y lo que cualquiera querría saber, además de si tenemos Gobierno, es qué políticas va a desarrollar ese Gobierno. Parte de las respuestas, como no podría ser de otra manera, las dio el candidato Rajoy. Lo primero que tuvo que admitir Rajoy es que va a tener que gobernar de distinta forma: perder la mayoría absoluta es lo que tiene, que hay que negociar. Ahora bien, la investidura se producirá porque el PSOE se abstiene a cambio de nada, o más bien de evitar terceras elecciones. De momento, pues, los planteamientos socialistas no van a influir en el gobierno.

Lo que sí reconocía, no sólo Albert Rivera, sino también Mariano Rajoy, es que el devenir del Gobierno iba a estar condicionado por las 150 medidas pactadas con Ciudadanos. De hecho, algunas de las cuestiones, y con resultados tangibles como que las reválidas queden sin efecto académico, mientras se negocia el Pacto Nacional por la Educación, que impulsa Ciudadanos. Por supuesto, estos días ha habido protestas contra la Ley Wert y las reválidas, como por cierto, las hubo los últimos años, sin ningún resultado práctico mientras el PP tuvo mayoría absoluta.

En lo que sí insistió muchísimo el candidato Rajoy es en la estabilidad presupuestaria. Aunque no lo parezca, es un cambio radical de actitud. Este año vamos a acabar con un déficit del 4,6 % después, eso sí, de tomar medidas de emergencia como exigir un adelanto de 8.200 millones de euros a las empresas, cuando el presupuesto se elaboró para conseguir un objetivo de déficit del 2,8 %. En fin, con la mayoría absoluta del PP, no hemos tenido control del déficit, que se ha desviado todos los años, ni la estabilidad presupuestaria que España y los españoles merecen. Pensemos que aunque una parte de la izquierda no esté en la realidad y no lo comparta, el descontrol de las finanzas pública abre siempre las puertas de las subidas masivas de impuestos y los recortes indiscriminados en el estado del bienestar.

En fin, ahora, ante una amenaza de multa de más de 6.000 millones de euros de las autoridades europeas, no tenemos más remedio que ajustar. En las 150 exigencias de Ciudadanos para votar favorablemente la investidura de Rajoy, al igual que en el acuerdo de gobierno con el PSOE, hay una hoja de ruta para cuadrar las cuentas. Ésta se fundamenta en la lucha contra el fraude, en exigir el 10 % efectivo a los defraudadores de la amnistía fiscal, en una reforma en profundidad del Impuesto de Sociedades y en la eliminación de gasto superfluo y duplicidades.

Si el Gobierno sigue esa hoja de ruta, podrá cumplir los compromisos de reformas acordados con Ciudadanos, sin subir ni el IRPF ni el IVA, como se comprometió el candidato Rajoy, a diferencia de lo que hizo en 2012.

Un debate de investidura no decide las votaciones pero retrata a los grupos que intervienen. Algunos dan espectáculo, otros no saben dónde están, unos terceros se ven obligados a cambiar su forma de gobernar, y, por último, algunos influyen y condicionan la acción de gobierno en beneficio de los españoles. Creo que no hay que dar más pistas y que el lector sabe quién es cada uno.

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