
Una vez más el mes de junio ha sido fundamental para la creación de empleo y, como viene siendo tradicional, los datos ofrecidos por el Ministerio de Trabajo han sido los esperados para un mercado de trabajo, como el español. Vemos que ha disminuido la cantidad de desempleados en más de 124.000 personas, fijando el total en 3.767.000. Por otro lado, el número de cotizantes ha mejorado en casi 100.000 personas, alcanzando los 17.760.000.
Además, es importante resaltar que la mejora del empleo no sólo se ha producido en el sector servicios, sino que la construcción y la industria han mejorado también las cifras. Esto es realmente importante, porque no se trata sólo de un empleo temporal estival. Hablamos de que, en paralelo, se están creando trabajos más estables y con mayor proyección (por ejemplo, ha crecido en más de un 17% el número de contratos indefinidos con respecto al mismo mes del año pasado).
Sin duda, estamos sabiendo superar la incertidumbre política, los datos económicos del último semestre así lo indican (crecimiento del PIB, creación de empleo, etc.). Será importante no tensar la cuerda más, e instar a nuestros políticos a que se pongan de acuerdo para formar un gobierno estable, que transmita confianza. De esa forma, todas esas inversiones que están esperando a que la incertidumbre política pase, se concretarán y ayudarán a nuestro crecimiento económico.
No debemos olvidar que durante los últimos años nuestra economía y, por extensión, nuestro mercado de trabajo se han visto claramente favorecidos por factores externos, que han tenido un fuerte impacto positivo. Algunos ejemplos serían el euro débil, la energía barata, los tipos de interés muy bajos, el crédito fácil, etc. En cambio ahora hay nubarrones. como el Brexit, la inestabilidad política, o las inmigraciones, que hacen que si no tenemos un Gobierno estable y sólido, podamos tirar por la borda todo lo conseguido en los tres últimos años, principalmente, en materia de empleo.
Para evitarlo, nuestros gobernantes deben tener un mayor sentido de estado, y anteponer los intereses del país a los suyos propios.
Hay dos temas que realmente nos deben hacer reflexionar, especialmente a aquellos que tienen la responsabilidad y que deberían tomar medidas lo antes posible: el futuro de las pensiones y el nivel de protección de nuestros desempleados. Por un lado, en cuanto a los jubilados, estamos leyendo en los últimos meses, el desgaste de la llamada hucha de las pensiones. De seguir a este ritmo, se habrá agotado a finales de 2017, lo que pone de manifiesto la deficiente financiación del sistema y la nula sostenibilidad del modelo a medio plazo, tal y como está diseñado. Será una de las decisiones políticas más difíciles que tendrá que tomar el nuevo Gobierno.
Por otro lado, un país como España, con un alto índice de sensibilidad social, no puede quedarse parado y no hacer nada ante el escaso el nivel de protección de nuestros desempleados, que está en mínimos históricos al superar por muy poco el 50%. No estoy hablando de ampliar ayudas, me refiero a poner en marcha políticas activas de empleo eficaces que hagan que estos desempleados de larga duración se inserten en el mercado de trabajo, a través de una mejora de sus competencias profesionales.
La forma de lograrlo pasa por unos planes de formación ocupacional que realmente garanticen la inserción de los alumnos invirtiendo no más, pero sí mejor.