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Por qué las últimas generaciones no son las más preparadas de la historia de España

  • "La crisis ha latinoamericanizado España, acentuando la desigualdad"
Imagen de Istock

El capitalismo de Estado padecido por España en las últimas décadas, junto con sus derivados en forma de intervencionismo de la economía y politización de la vida pública, ha resultado perjudicial para las empresas.

Una de las muchas pruebas de ello es la ausencia de un modelo de Educación de referencia, que pudiera mantenerse vigente durante varias legislaturas y evitara cambiar constantemente las leyes relacionadas con esta materia.

El cóctel de la desigualdad

Tanto en cuanto, la deficiente formación que reciben los estudiantes en los centros educativos españoles ha influido negativamente en el índice de productividad de España. Así lo atestiguan las empresas, que son el termómetro que mide la cualificación de los jóvenes que se incorporan al mercado laboral.

Y no se trata de un asunto baladí, máxime, considerando que en ciclos de exiguo crecimiento económico, como en el que nos encontramos actualmente, la combinación entre una deficiente calidad educativa y un bajo nivel de productividad suele generar un aumento de la desigualdad.

La crisis latinoamericaniza España

De hecho, la crisis económico financiera ha acercado España a Latinoamérica, salvando la enorme distancia existente entre nuestro país y América Latina. Puesto que en España se ha acentuado progresivamente la desigualdad desde el año 2007.

Recordemos que América Latina es la región más desigual del mundo. Tanto es así, que aunque en la última década se redujo la desigualdad debido a un importante aumento del empleo, lo que produjo a su vez un crecimiento de la clase media, sigue sin reducirse de modo relevante la gran brecha entre ricos y pobres. Todo ello, debido a que la baja calidad de la educación existente en los países latinoamericanos no permite una subida global de los salarios que afecte equitativamente a todos los sectores productivos, profesiones y capas sociales.

En este sentido, el círculo vicioso creado por la deficiente calidad de la educación y la ínfima productividad (que, además, no permite potenciar la innovación) provoca que Latinoamérica se encuentre en permanente riesgo de perder en periodos de desaceleración económica parte de los avances sociales logrados en ciclos de bonanza.

La mentira de la educación en España

En España, cualquier ciudadano prácticamente tiene acceso a la educación, incluso, tiene la posibilidad de estudiar la carrera universitaria que más le interese. No olvidemos que determinadas carreras pueden estudiarse en casi todas las capitales de provincia al disponer las mismas de facultades o escuelas universitarias (todo ello, independientemente que la macroestructura de nuestra Universidad sea insostenible económicamente). Pero aún así, nuestro país tiene un déficit de calidad educativa.

Porque la mayor parte de los jóvenes no salen suficientemente preparados de la universidad, entre otras razones, porque las universidades públicas españolas, salvo excepciones, están politizadas y, por tanto, devaluadas.

Solo un porcentaje mínimo de jóvenes universitarios excelentemente preparados (identificados en un segmento generacional), podrían ser catalogados como los más cualificados de la historia de España. No obstante y en general, las últimas generaciones de universitarios, sobre todo, los estudiantes post LOGSE, están muchísimo peor preparadas que, por ejemplo, las de la década de los 70 u 80 del siglo pasado.

Una de las razones que explica esta decadencia educativa radica en la disminución del grado de exigencia en los centros educativos al objeto de reducir el fracaso escolar. Y en la Universidad, debido a un efecto causal, se ha reproducido el mismo escenario de falta de exigencia. El resultado de todo ello está siendo la sobresaturación de titulados sin habilidades ni conocimientos suficientes para aportar valor a las empresas.

Incrementar la productividad

En base a lo anterior, las empresas pueden ayudar a erradicar la desigualdad alzando su voz contra la nefasta gestión educativa que se desarrolla en España y, paralelamente, intentando mejorar la productividad por mediación de otras variables más controlables desde una perspectiva estrictamente empresarial, tales como la digitalización, el desarrollo tecnológico, etc.

Si bien, todavía es prematuro calcular el incremento de productividad que actualmente están generando los procesos de digitalización acometidos por las empresas (y se incrementará mucho más en el medio y largo plazo), todo indica que las compañías que ya se han digitalizado poseen un plus de valor productivo que les diferencia del resto.

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