
Diez días de cuenta atrás. Con poco más de dos semanas hasta el referéndum donde se decidirá si Gran Bretaña se queda o se marcha de la Unión Europea, aumenta el nerviosismo de los mercados sobre los resultados. Las encuestas son cada vez más reñidas y las historias de miedo sobre lo que podría ocurrir si el Brexit gana se vuelven más espeluznantes cada día.
No es ninguna sorpresa que los activos británicos, ya sea la moneda, bonos o títulos, sean tan populares como un saco de chapas de segunda mano de la campaña de Jeb Bush, y con casi los mismos interesados en comprarlas.
Pero... ¿es esa la reacción correcta? En realidad, hay cuatro motivos para entrar en los mercados británicos antes del voto del 23 de junio, y no después. Pese a toda la parafernalia, el Reino Unido seguramente se quede. Si lo hace, disfrutará de una relación asentada y mejor con su principal socio comercial. Si se va, habrá muchas menos diferencias para la economía británica de lo que la gente se espera. Y el sector de la economía menos afectado será el de las multinacionales gigantescas que dominan el FTSE 100.
Aunque cunda el nerviosismo sobre el resultado, nunca ha habido mejor momento para comprar en los mercados británicos. A medida que el día se acerca, las encuestas no podían más que arrojar resultados más y más reñidos. Una de ICM este lunes, recogía un 48% para la salida y 43% para la permanencia. Otra encuesta de TNS mostraba un 43% para la salida y 41% para la permanencia. Otras encuestas colocan por delante a los defensores de la permanencia, aunque solo por un pequeño margen, y con el bando del Brexit ganando terreno. Ahora mismo parecen tener más impulso los que se quieren marchar.
No sorprende que los mercados se hayan despertado de su complacencia. La libra se ha llevado un golpe con la publicación de las últimas encuestas, y es de esperar que veamos muchos más en las próximas semanas. Los inversores globales han decidido que es demasiado difícil saber el resultado, y han empezado a dar mucha importancia al mercado. Según un estudio de Bank of America Merrill Lynch, las asignaciones a mercados británicos han crecido a su nivel más bajo desde allá por 2008. Su peso neto es inferior un 36%, un nivel tremendo para una de las principales economías del mundo.
Todo el mundo, desde el primer ministro David Cameron hasta el gobernador del Banco de Inglaterra Mark Carney, pasando por todos los estrategas de los bancos de inversión londinenses, les han dicho que abandonar la UE sería una catástrofe para la economía británica. Se quedará fuera de su principal mercado exportador y los inversores extranjeros huirán del país. ¿Quién querría poseer activos británicos con ese panorama? Cualquiera al que no le importe averiguar el otro lado del argumento.
Hay cuatro razones para comprar activos británicos antes del referéndum. Primero, no hagan caso de las encuestas y fíjense en la campaña. El historial de las encuestas de opinión no hace más que empeorar. Las encuestas del Brexit podrían salir peor que todas las demás por la sencilla razón de que no tienen experiencia en un referéndum así, ni idea de a quién preguntar o cómo sopesar las respuestas. ¿La solución? Olvídense de las encuestas y fíjense en la campaña. David Cameron ha liderado una campaña brutal, desagradable pero efectiva a favor de la permanencia. Se ha centrado sin descanso en las historias de miedo y los pronósticos morbosos sobre lo que ocurrirá si el Reino Unido se marcha.
La campaña del Brexit, al contrario, ha sido un desastre. El bando de la salida no tiene ningún líder claro, ni se pone de acuerdo en un mismo mensaje. Ha sido incapaz de asegurar a la gente que la economía seguirá bien. Y de aquí solo se puede extraer una conclusión: la permanencia ganará con holgura. Segundo, si el 24 de junio gana la permanencia, habrá dos desenlaces. El primero será un repunte importante. Los temores por lo que podrá pasar se evaporarán y los inversores estarán dispuestos a reequilibrar sus portafolios y empujar sus tenencias de activos británicos de vuelta a los niveles normales. No obstante, los inversores empezarán también a darse cuenta de que la cuestión de la membresía británica de la UE habrá quedado asentada para toda una generación, y el Reino Unido conseguirá un buen acuerdo de su renegociación, con todas las ventajas del mercado común, pero con opción en contra de mayor integración. Y eso ayudará a la economía en los próximos años.
Después, aunque ganase el bando de salida, la histeria amainará enseguida. Sin duda, el FTSE se llevará un golpe y la libra se hundirá, pero ambos repuntarán enseguida. Y es que la Unión Europea no importa tanto para la economía británica. El Reino Unido perderá algo de comercio con Europa si se va y parte de la inversión, pero recuperará algo del dinero que manda a Bruselas y se librará de unas cuantas normativas intrusas. ¿Al final? Volverá a donde empezó.
Por último, el sector de la economía al que le importará menos será a las multinacionales del índice FTSE 100. Compuestas por enormes conglomerados mineros, farmacéuticas y bancos, son negocios para los que la UE es un mercado relativamente pequeño. Y, de todos modos, se pueden permitir fácilmente tener una oficina en Fráncfort o París si es necesario para mantener el acceso.
¿Supone tanta diferencia para GlaxoSmithKline o Glencore que el Reino Unido esté dentro o fuera? Por supuesto que no. Muy pronto la gente se dará cuenta de que es una razón estúpida para vender las acciones y volverán a comprar. La histeria del referéndum subirá de volumen en las dos próximas semanas, aunque el resultado ya está bastante claro. Y si el Reino Unido acaba saliendo de la UE, no importará mucho de todas maneras. Son motivos convincentes para comprar antes del 23 de junio y no después.