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La recuperación del empleo en el espejo cóncavo del esperpento

Foto: Getty.

Si el descalabro del déficit público en 2015 ha dejado al desnudo las miserias que ocultaban los cantos triunfalistas del Gobierno sobre la recuperación económica y la consolidación fiscal, el dato de cierre del desequilibrio en las cuentas de la Seguridad Social vienen a reflejar la realidad de las cifras de la creación de empleo en ese espejo cóncavo que el maestro Valle-Inclán utilizaba para definir el esperpento.

Una realidad distorsionada cuando se comprueba que pese al descenso del número de parados los ingresos por cotizaciones sociales no remontan y apenas permiten cubrir el 78% de los gastos del sistema.

Un desfase que el Gobierno atribuye al mayor número de pensionistas, sin descender a la causa última del mal que no es sino la precariedad y la reducción salarial del empleo que se crea, e, incluso, de muchos de los que permanecen pero afectados por variaciones a la baja de las condiciones contractuales.

Los números, que,como el algodón, no engañan muestran que mientras las altas en la afiliación a la Seguridad Social crecían un 3,18% en 2015, el aumento de los ingresos por cotizaciones era de sólo el 1,3%, menos de la mitad. Revelador.

Temporalidad y bajos salarios

Más aún si al dato de los ingresos incorporamos los concernientes a la creciente dualidad de nuestro mercado laboral, cuya tasa de temporalidad se elevaba al 26,15%, con datos de la última EPA, duplicando la media de la Unión Europea y muy superior al del resto de las grandes economías europeas.

De hecho, las cifras oficiales del Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe) revelan que el 24,7% de todas las contrataciones formalizadas en el último ejercicio tenían una duración inferior a siete días, superando los 4,5 millones de contratos, mientras que los indefinidos rondaban el millón y medio y suponían el 8,1% del total.

Y si a esto añadimos la fotografía salarial de los datos tributarios en la que el sueldo medio de los trabajadores declarado por las empresas cayó al mínimo desde 2007, pues eso; el espejo cóncavo y el esperpento, también en la Seguridad Social.

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