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El precio de la inestabilidad política se paga con la economía

Ya no son avisos de alarmistas ni predicciones de agoreros. Las nubes de tormenta sobre la economía española por la inestabilidad política asoman por el cielo del PIB y los primeros avances sobre el crecimiento en el primer trimestre apuntan a una desaceleración de hasta dos décimas con respecto a los tres últimos meses del año pasado.

Y esto es sólo el principio, porque de todos es sabido que el capital no es amigo de aventuras y los inversores, tanto los de aquí como los de fuera, han adoptado una postura de esperar y ver qué pasa. De hecho, desde Invest in Spain, la agencia del ICEX encargada de captar inversiones extranjeras en España, confirman que tienen operaciones de proyectos con nombres y apellidos que se han parado.

Porque si es verdad que fuera de España nadie se cree la independencia de Cataluña, y ahí están los datos de 2015 para constatarlo, también es muy cierto que los empresarios, las multinacionales, las entidades financieras y las instituciones multilaterales sí observan con preocupación la deriva política española.

Y, tanto si persiste la situación de no gobierno, como si se forma un mal gobierno que derogue las reformas y dé marcha atrás en la política económica, esos proyectos parados no se materializarán, al tiempo que se producirá una fuga importante de las inversiones ya existentes, lo que inevitablemente se traduce en menos crecimiento, pérdida de empleos y retrocesos en el Estado de Bienestar que pagamos todos.

Sobre todo cuando, como ocurre aquí y ahora, las nubes de la inestabilidad propia vienen acompañadas de un agotamiento de los vientos de cola que nos impulsaban, como el precio del petróleo y el tirón de las economías emergentes.

Y mientras esto pasa con la economía y las empresas, nuestros políticos siguen a lo suyo. Pedro Sánchez, coqueteando con Podemos y poniendo concertinas en Despeñaperros para asegurarse sus lentejas impidiendo el paso de Susana Díaz. Y Rajoy, reposando en el limbo de los justos y esperando a ver si los demás le regalan la Gran Coalición por agotamiento. País.

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