
A mediados de Siglo XX, Juan Domingo Perón se convirtió en presidente de Argentina, presentándose ante el pueblo como "el defensor de los descamisados" y ocultando su verdadero perfil populista, autoritario y demagogo.
El gran deterioro que sufrió el Estado de Derecho argentino durante los distintos desgobiernos peronistas fue la causa de la transformación del entonces rico país sudamericano en una nación mediocre y pobre, que desde aquella etapa hasta ahora no ha sabido reconstruir su democracia.
Siglos para construir un Estado de Derecho
Más reciente es el caso de Hugo Chávez en Venezuela, país que hasta entonces representaba una de las democracias más duraderas de Latinoamérica. Pero 17 años de chavismo han destruido por completo el Estado de Derecho venezolano.
En 1998, un año antes de la llegada al poder de Chávez, el petróleo estaba en un nivel 'low cost', la economía no carburaba, y la corrupción política se hizo insoportable. Pero lejos de solucionar estos problemas, la instauración del "socialismo del S. XXI" de Chávez, y después la implantación de la dictadura narco-criminal de Maduro, han convertido Venezuela en un infierno político y económico para los ciudadanos.
La conclusión que podemos extraer respecto a estos dos casos es que un Estado de Derecho puede derruirse en una legislatura, e incluso en unos meses de desgobierno. Mientras que volver a construirlo es una tarea casi imposible, que puede llevar siglos.
Y esta regla no solo es aplicable a determinados países latinoamericanos, cuyas democracias son bastante deficientes, sino a cualquier Estado Democrático de Derecho occidental, cuyos ciudadanos no luchen por mantener la democracia, la libertad, la propiedad privada, el libre mercado...
Latinoamérica contra el populismo
De todos modos, la injusticia social, la miseria moral y el naufragio económico que las políticas populistas conllevan, siempre acaban volviéndose contra los gobiernos o dictaduras que las ejecutan, puesto que los ciudadanos no tardan en mostrar su disconformidad con las mismas en cuanto estas afecten negativamente a su calidad de vida, aunque cuando esto sucede, el país suele estar quebrado a todos los niveles.
Esta situación es la que se ha producido recientemente en Bolivia, cuyos ciudadanos, hastiados de las políticas radicales de izquierda de Evo Morales, votaron mayoritariamente "no" en el referéndum de reforma constitucional celebrado el pasado 21 de febrero. En otras palabras, los bolivianos se negaron a renovar un nuevo mandato de Evo Morales.
En España, en relación con lo anterior, se está produciendo un fenómeno propio de países incultos, porque millones de ciudadanos están apoyando en la actualidad las mismas políticas populistas que son rechazadas en los países latinoamericanos, una contradicción que puede llevar a nuestra gran nación a la destrucción total del Estado de Derecho.
Aunque es cierto que nuestro Estado de Derecho lleva deteriorándose progresivamente varias décadas, debido principalmente a que determinadas CCAA no respetan la Constitución.
La ruina del pacto PSOE-Podemos
No es menos cierto que este deterioro se ha incrementado considerablemente a partir de las pasadas elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015, y como consecuencia del pacto que suscribieron PSOE y Podemos al objeto de desgobernar varias autonomías y localidades
En este sentido, y dado el peligro que suponen las políticas populistas que está desarrollando la izquierda radical, a muchos españoles les gustaría formular tanto al PSOE como a Ciudadanos las siguientes preguntas:
¿El PSOE mantiene su pacto con Podemos, a través del cual desgobiernan determinados municipios y autonomías, para que el partido morado apoye finalmente un Gobierno nacional de Frente Popular, pero con las condiciones que imponga el Partido Socialista?
¿Por qué Ciudadanos, antes de refrendar su reciente pacto con el PSOE, no obligó al Partido Socialista a anular los pactos de gobierno que mantiene con Podemos en varias autonomías y ayuntamientos españoles?