
Ayer la Agencia Internacional de la Energía, IEA por su acrónimo en inglés, daba a conocer un interesante informe sobre el crudo. El documento constata cómo el mercado, especialmente algunos productores, parecen estar intentando ajustar su producción, algo que de prolongarse en el tiempo podría dar lugar a la formación de un suelo en el precio del petróleo.
Ya no hace falta insistir más en que el desplome del precio del petróleo se ha debido a un exceso de oferta sin parangón en la historia, y no por el cambio del modelo económico de China. Arabia Saudí, con la aquiescencia y colaboración de algún país más como Rusia, decidió implementar una estrategia muy peligrosa, que no era otra que la de elevar la producción a niveles nunca alcanzados. Se trataba de inundar al mundo con petróleo, para así hacer caer el precio y que las compañías que lo extraen de forma no convencional, a través de la fractura hidráulica, quebraran por falta de competitividad. Pero la estrategia se ha tornado en arma arrojadiza contra quienes la impulsaron, pues lo que no tuvieron en cuenta era el avance de la ingeniería. Hoy en día extraer fracking es mucho más barato que hace apenas uno o dos años, además de mucho más eficiente. El precio de extracción en algunos campos se acerca ya a 40 dólares por barril (d.p.b), incluso por debajo, cuando antes podía estar un 50 o 70 por ciento por encima de esta cifra. La estrategia de Arabia Saudí ha sido un fiasco en toda regla y ha provocado un desplome de los ingresos a los países productores, los cuales hoy pasan por dificultades financieras, ya que no han diversificado sus fuentes de ingresos más allá del petróleo.
Ante el suicidio al que ha llevado la estrategia saudí los productores han empezado a cambiar de táctica. Por una parte han logrado que la producción de petróleo mediante fractura haya descendido en lo que llevamos de año en 750.000 barriles por día. También que la producción de países como Nigeria, Irán y Emiratos Árabes se haya retraído. A todo ello hay que añadir que la incorporación de Irán será más lenta de lo que se esperaba. Ante esta situación de recorte de producción, y no de congelación de la producción, el precio del petróleo ha pasado del entorno de los 30 dólares a aproximarse a 40, tomando como referencia el West Texas. Es a todas luces una subida de la cotización considerable, pero con una marcada volatilidad. Hay días que sube un 2 por ciento, para tan sólo 24 horas después volver a los precios en los que estaba previamente.
Si admitimos, por tanto, que la caída del precio del petróleo se debe a un problema de sobreproducción, la cuestión es saber si los precios actuales han marcado ya un suelo. Respecto a esta cuestión mi opinión es que sí, que el petróleo no puede caer mucho más allá de los 25 dólares por barril. La razón es sencilla, pues a estos precios son muy pocos los productores que pueden bombear con beneficio, por tanto los precios por debajo de la banda 25-30 dólares por barril no son sostenibles en el medio y largo plazo. Eso sí, se pueden ver puntualmente precios por debajo, pero en mi opinión, serán totalmente puntuales y no se mantendrán. Coincido, por tanto, con la visión del informe de la IEA, el cual habla de que los precios podrían haber tocado fondo.
Pero, a partir de este momento, ¿qué podemos esperar? En mi opinión una estabilidad de precios, incluso la posibilidad de ver caídas hasta el entorno de la banda anteriormente señalada de 25-30 dólares por barril. Si comenzamos mirando la demanda de crudo nada nos lleva a sospechar de un incremento de la misma. El mundo continúa con unos niveles de actividad que se recortan, tal y como recogen los informe del Fondo Monetario Internacional. No sólo son los emergentes, un bloque tan importante como lo es el europeo también se desacelera; ahí tienen las últimas y muy recientes previsiones del BCE, recortando nuevamente los pronósticos sobre el crecimiento económico. Además, hay muchos productos que antes se realizaban con derivados del petróleo, sin embargo hoy hay actividades donde la materia prima para la fabricación proviene del reciclaje.
Pero si la demanda presenta sombras, más lo hace la oferta. Nuevamente hay que recordar que en estos momentos la conferencia promovida por la OPEP, y a la cual Rusia se incorpora, prevé la congelación, el mantenimiento de la producción (no la rebaja), el recorte. Actualmente los niveles de producción de los principales países que extraen petróleo de forma tradicional son altísimos, de ahí la brecha entre oferta y demanda.
Es precisamente esa brecha la que ha hecho que caiga el precio del petróleo, sin que se cierre la misma y lo debería hacer por el recorte en la oferta, la posibilidad de ver subir el precio más allá de donde estamos ahora parece difícil. Por cierto, la eficiencia de la ingeniería continuará y abaratará más la extracción del petróleo no convencional, por lo que, a pesar del recorte en el fracking, en el futuro podría haber incremento en este tipo de oferta. Además Irán, ante un precio más alto, podría acelerar su vuelta a la exportación e intentar recuperar rápidamente los niveles previos al bloqueo. Además, la OPEP no se fía de Rusia.
Miremos como miremos: lo que no puede ser, no puede ser; ahí esta la brecha entre oferta y demanda para recordárnoslo. El precio del petróleo puede haber tocado fondo, pero no significa una subida de su precio, menos aún una subida abrupta.