
Durante los últimos ejercicios, los gobiernos autonómicos han reducido progresivamente el gasto en atención sanitaria, aunque de forma paralela también han mantenido la presión por lograr unos óptimos resultados gerenciales en el área de la salud.
Tanto que dos de los principales objetivos que, estratégicamente, persiguen los hospitales públicos españoles son reducir costes y aumentar la calidad de los servicios sanitarios.
No obstante, la consecución de los mismos no se ha logrado debido a la existencia de determinados factores sociales y económicos, tales como: una población cada vez más envejecida, una deuda y un déficit autonómico insostenible que provoca recortes financieros a la sanidad pública, una ineficiente gestión hospitalaria y, en general, unos recursos cada vez más escasos.
Estancamiento salarial
A todo ello, se le unen dos problemas como son el estancamiento de los salarios y el aumento de la carga de trabajo, que han provocado una escasez de profesionales cualificados, afectando sobre todo a los colectivos de enfermería, terapeutas, etc.
Además, los pacientes, aunque en general son tratados por preparadísimos equipos sanitarios, siguen sin ser catalogados corporativamente con la categoría de "pacientes-clientes".
Y el resultado de todo lo anterior ha sido el creciente deterioro en la gestión de los servicios públicos regionales de salud, cuyas negativas y múltiples consecuencias las están sufriendo en la actualidad las redes hospitalarias de las comunidades autónomas y, por tanto, los ciudadanos.
Adaptar estrategias empresariales
Considerando estos hándicaps, es preciso dotar de mayor eficiencia al sistema de gestión sanitaria y, por ende, al modelo de gerencia hospitalaria, aunque para ello es recomendable adaptar determinados estrategias gerenciales, operativas y formativas de carácter empresarial a los hospitales.
En este sentido, una de las claves consiste en transformar el tradicional perfil de paciente en otro más evolucionado y profesionalizado y al que denominaremos "paciente-cliente".
Porque el paciente-cliente deberá colocarse en el centro del modelo de gestión y, por tanto, convertirse en uno de los ejes gerenciales sobre el que deben girar los planes estratégicos de los hospitales públicos españoles. Tanto en cuanto, la satisfacción del paciente-cliente tiene que constituir el principal objetivo en la toma de decisiones.
Otra pauta de gestión relevante es la relativa a formar en competencias gerenciales y comunicativas a determinados perfiles médicos al objeto de convertirlos en gerentes y directivos hospitalarios, de esta manera sería posible trasvasar el conocimiento y la experiencia médica a la planificación gerencial sanitaria.
Hospitales del SXXI
Según Jaume Ribera, profesor del IESE, los grandes hospitales públicos deberían reducir su tamaño, enfocándose en servicios especializados. Y la rigidez entre los departamentos médicos debería desaparecer con el objetivo de optimizar recursos y ganar flexibilidad.
Del mismo modo, los hospitales deberían fortalecer sus vínculos con los proveedores y agentes de salud de la comunidad, compartiendo la experiencia clínica, así, por ejemplo, los trabajadores sociales ganarían importancia al poder coordinar la atención al paciente en todo el sistema.
Los 'hospitales del SXXI' también deberían adoptar otras estrategias de tipo colaborativo y tecnológico:
- Innovar, vía nuevas tecnologías, al objeto de diseñar formas más eficaces de gestionar el conocimiento clínico.
- Fortalecer las alianzas con universidades, empresas y otros hospitales. Esto les permitiría seguir actuando como centros de investigación y formación, y retroalimentarse a través de las redes de experiencia.
- Comprometerse institucionalmente con los "consejos consultivos de pacientes" para mejorar su experiencia, sobre todo a la hora de rediseñar la prestación de atención sanitaria.