Hay dos secciones, diseño-moda y gastronomía, presentes en todos los diarios, que me producen un rechazo instintivo. Las causas quizá sean la pretenciosidad científica y artística con las que se adornan los practicantes y los escribientes de estas materias, actividades que a lo sumo pueden llegar a la categoría de artesanías.
Sé muy bien que comer y vestirse son dos necesidades humanas, pero su satisfacción nunca puede superar las habilidades del cocinero competente o del honrado modisto.
El matemático John Allen sufre, al parecer, el mismo síndrome que yo: "Las páginas sobre la moda siempre me han desconcertado. En mi ignorante opinión, estos artículos y reportajes están tan llenos de paja y tonterías que la sección astrológica, a su lado, me parece sugerente y perspicaz. Las modelos de la moda son guapas, desde luego, pero no creo que lo que llevan puesto se lo vaya a poner nadie más. Y me dan risa los «altos diseñadores» que dicen que sus exóticos modelitos son para la mujer trabajadora".
¿Gastronomía como ciencia exacta?
Las secciones de gastronomía de los periódicos están llenas de una afectación presuntuosa que da grima. Las recetas que se publican suelen estar, en principio, más pegadas al terreno, y por ende son menos cursis: una taza de café de esto, un par de cucharadas de aquello... Pero luego llega la traca final y erudita llena de seudociencia.
Por ejemplo, se dice que cuatro raciones proporciona 761 calorías, 428 miligramos de sodio y 22,6 gramos de grasa para cada una. Estas cantidades son demasiado exactas para lo que se cuece. Más sensato sería decir que se calcula que hay entre 600 y 900 calorías, pero tan amplios márgenes son impropios de una ciencia tan exacta como pretende ser la gastronomía.
Gran noticia: "El director artístico de Dior, Kris Van Assche, ha dicho que la nueva imagen de la casa será Alain Fabien Delon. Por sus ojos y por su apellido se le reconocerá".
