
Oriente Medio es ahora, si cabe, un polvorín mayor del que era y, veremos qué nos depara el futuro cercano como consecuencia de esta tensión creciente en la región. El pasado 2 de enero, el clérigo chií opositor Nimr Baqir al Nimr fue ejecutado, junto a otras 46 personas, por las autoridades de Arabia Saudí, lo que ha aumentado la tensión entre Arabia Saudí, por un lado, e Irán y los chiíes de Oriente Medio por otro, que ya se enfrentan en varios conflictos en la región. Voces chiíes de toda la región han condenado este hecho, desde Irak, pasando por Yemen, Líbano, Bahréin e Irán.
Este problema entre suníes y chiíes no es nuevo ni mucho menos. La historia de la división del islam entre sunitas y chiitas se inició tras la muerte del profeta Mahoma, en el año 632 después de Cristo, cuando sus seguidores empezaron a cuestionarse quién sería su sucesor en el Gobierno del califato islámico. Algunos argumentaban que el poder debía designarse por gracia divina y que un parentesco familiar con Mahoma era más que una señal para elegir al futuro líder. En ese sentido, ese pequeño grupo (Shi'atu Ali' en árabe, o "partidarios de Alí") creía que el mejor postor para el califato era Alí, primo y yerno de Mahoma.
Otros expresaron su desacuerdo con el privilegio exclusivo de los sucesores de sangre del Profeta. Según ellos, la cabeza del Califato debía ser elegido por la mayoría de los miembros de la comunidad musulmana. Esta posición fue explicada con extractos de la Sunna, un libro que contiene las palabras del Profeta y sus seguidores. Por esta apelación a la Sunna, el bando fue nombrado "sunitas".
Los sunitas representan un 87% de los musulmanes, predominando en Arabia Saudita, Afganistán, Pakistán, Jordania, Kuwait, Yemen, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Túnez, Catar, Libia, Turquía y Siria. Las organizaciones terroristas de esta facción son Al Qaeda, Hamas, Talibán, Estado Islámico y Hermanos Musulmanes.
Por el contrario, los chiitas representan un 13% de los musulmanes, siendo predominantes en Irán, Azerbaiyán, Bahréin, Irak, Líbano y la organización terrorista principal es Hezbolá. Pero si esto no es suficiente, nos encontramos con países con una mayoría, pero gobernados por la otra fracción, por ejemplo, Siria tiene predominio sunita y Gobierno chiita.
En Irán, el líder supremo Ali Jameneí, condenó la muerte del clérigo chií disidente y amenazó a los políticos saudíes con que pagarían por ello, y la respuesta no se ha hecho esperar, la noche del sábado, un grupo de manifestantes atacó e incendió la Embajada saudí en Teherán en protesta por la ejecución de Al Nimr, después de que los manifestantes se reunieran frente a la legación diplomática y corearan consignas contra Arabia Saudí.
¿Cómo afecta al petróleo?
Como consecuencia de este ataque, Arabia Saudí ha roto relaciones diplomáticas con Irán a las que se ha sumado Bahréin -país con mayoría chiita, pero gobernado por una monarquía suní-. ¿Y cómo le puede afectar esto al precio del petróleo?
Durante el año 2015 el petróleo ha caído a cerca de los mínimos históricos de 2007, llegando a cotizar a poco más de 36 dólares por barril en el caso del Brent, debido fundamentalmente a los altos inventarios de los países productores que no habían sido vendidos por la caída de la demanda de los países consumidores debido a la crisis económica, junto con los altos niveles de producción mantenidos todavía por Arabia Saudí, el mayor exportador de crudo del mundo que no es absorbida por los tradicionales consumidores más grandes (Estados Unidos y China). También hay que tener en cuenta que Irán entrará en el partido, siendo otro de los exportadores de crudo.
Para 2016, el precio medio del Brent se estima en un rango entre 49 y 54 dólares, si bien todo dependerá de cómo se mueva la oferta. Si ésta se mantiene en los niveles actuales o incluso se incrementa por la entrada de Irán, podríamos ver el precio del barril en niveles de 20 dólares, de hecho, la perspectiva bajista ha llevado a comprar opciones de venta, para diciembre de 2016 con órdenes de 30 dólares por barril. En cualquier caso, la volatilidad parece que va a estar presente debido al conflicto en la región, ayer el Brent cotizó, con un rebote, por encima de los 38 dólares por barril.