
Jornada histórica este miércoles 7 de octubre en el Parlamento Europeo. A mediodía, el Rey de España Felipe VI hizo allí su primer discurso. Instó a los diputados al Parlamento Europeo reunidos en sesión plenaria a contar con una España "unida y orgullosa en su diversidad", así como "leal y responsable hacia el proyecto europeo y solidaria y respetuosa con el Estado de Derecho". Justamente como la Unión Europea, España "se ha construido sobre la voluntad de sumar y no restar; de aunar y no dividir, de saber compartir y ser solidarios."
Jornada histórica la de este miércoles también porque, en la tarde, el Parlamento Europeo recibió simultáneamente -como hiciera el 22 de noviembre de 1989- al presidente de la República Francesa y a la canciller de Alemania. En 1989 fueron Francois Mitterrand y Helmut Kohl, ahora fueron Angela Merkel y François Hollande. Recordemos cómo, tras aquel discurso de 1989 ante el Parlamento Europeo, se confirmó la unificación alemana en 1990, y cómo se establecieron la unión política, por conversión de la Comunidad Europea en Unión Europea en 1993, y la unión monetaria en forma de euro, circulante desde 1999.
El Parlamento de Estrasburgo es el símbolo de la reconciliación franco-alemana. La sesión se anunció como una comparencia conjunta del presidente francés y de la canciller alemana sobre la situación de la Unión Europea. Los discursos de ambos versaron sobre ello, pero no fue un recorrido completo por la agenda europea. Las intervenciones tratraron cuestiones clave, como la amistad franco-alemana, la fuerza de la unión y de los valores europeos, y se inclinaron hacia aspectos de sangrante actualidad, como la guerra en Siria y la crisis de los refugiados.
"El nacionalismo es la guerra"
En un momento vibrante de su discurso, y rememorando los términos del presidente Mitterrand, el presidente Hollande aseveró que "el nacionalismo es la guerra". A lo que Merkel añadió: "No podemos volver a pensar en nacionalismos, todo lo contrario. Necesitamos más Europa, no menos". Por su parte, los líderes de los grupos parlamentarios europeos debatieron sobre el sentido de esta doble comparecencia y del valor de la unión, y sobre la guerra en las fronteras de Europa y la presión inmigratoria.
En las palabras de Merkel y de Hollande hubo escasas alusiones a la economía, a la eurocrisis y a la gobernanza económica. Sorprende, porque éstas han sido cuestiones esenciales en la vida de la Unión durante en los últimos años, y porque sobre ellas se ha consolidado la amistad franco-alemana. Precisamente, sobre estos propósitos, Hollande y Merkel han trabajado codo con codo, a menudo con relojes parados y hasta la extenuación. En contra de lo esperado, pues, no se anunciaron novedades sobre la gobernanza económica europea. Nada de un ministro europeo de economía y finanzas, nada de reforma de los tratados europeos.
Dos conceptos nuevos hubo en esta doble intervención ante el Parlamento Europeo: reforzamiento de Europa y soberanía europea. Quizá en los meses y años venideros estos conceptos se concreten en avances en materia de política y de gobierno económico. La Unión Europea lo está necesitando. Al fin, tampoco en la intervención conjunta de 1989 el presidente francés y el canciller alemán anticiparon nada sobre la unión política y la unión monetaria. Cabe esperar, pues, que esta extraordinaria sesión parlamentaria fructifique.
Ferran Brunet, profesor de Economía Europea de la Universitat Autònoma de Barcelona