
Lo más interesante de la polémica generada por la nueva web del Ayuntamiento de Madrid, Versión Original, es la virulencia de la reacción de algunos grandes medios de comunicación y asociaciones del gremio, un consenso difícil de encontrar en casi cualquier otro tema.
Sorprende en primer lugar porque no es nada esencialmente nuevo. De hecho, la propia Comisión Europea (y Obama, presidente de EEUU, también) tiene un blog similar para puntualizar las informaciones de los tabloides ingleses.
Una web que otros estamentos, como los jueces, han asimilado con normalidad como lo que es, un canal de información más de una institución que, como todas, trata de dar su versión de lo que hace y dice. Mientras no se pida la eliminación de un artículo, no habrá ni censura ni mayor problema.
La reacción contrasta con las nulas quejas sobre Moncloa, que a través de su página web, en su boletín de prensa de ayer, consideró que los españoles deben leer hasta tres editoriales sobre el particular, tres editoriales que critican con dureza a la web del ayuntamiento, además de una noticia sobre lo mismo. El tema tenía más importancia que Cataluña, ya que solo se resaltan dos artículos, o que el histórico acuerdo nuclear en Irán. Cuestión de prioridades.
En el fondo, en Versión Original solo se encuentra la versión del Ayuntamiento y la noticia a la que se refiere para que cualquier ciudadano saque sus conclusiones. ¿Cambia algo eso respecto al procedimiento habitual de publicar una noticia y que cualquier institución o empresa la desmienta o puntualice? Al fin y al cabo no es más que un gabinete de prensa dando su información tal y como hace cualquier otro gabinete de prensa.
El ciudadano puede leer ambas informaciones y decidir a quién cree, a quién no o quién tiene razón. ¿Es eso tan grave? Atacar a esta web implica de alguna manera asumir que el ciudadano no va a ser capaz de discernir qué hay de verdad en lo que dicen los medios y en lo que dice el Ayuntamiento. Nada que no se vea cada día a todos los niveles.
Esto es fácil de comprobar en el primer artículo que se encuentra en Versión Original, en el que el Ayuntamiento defiende la legalidad del nombramiento del marido de la sobrina de la alcaldesa. El papel de la prensa, que hace bien en señalar el parentesco, es publicarlo y que la gente decida si es estético a pesar de ser legal, ya que el grupo político que gobierna en Madrid ha utilizado la decencia como bandera. Ya saben, lo de la mujer del César, que no solo debe serlo sino también parecerlo.
La nueva web es simplemente un nuevo formato que complementa a las formas tradicionales de interacción entre instituciones, empresas, poderes públicos y periodistas. ¿Cuál es la diferencia entre colgar en una web tu versión y emitir un comunicado o dar una rueda de prensa para desmentir, puntualizar o aclarar cualquier información? No lo veo por ningún sitio.
Quizá la reacción venga de un exceso de celo al verse algunos medios y periodistas señalados con nombres y apellidos, lo que puede afectar al presunto prestigio de la prensa. Pero que en las empresas de medios hay intereses, ideologías y posiciones políticas es evidente. Y no solo es evidente, sino que es lícito e incluso necesario. Negarlo es absurdo. Verte retratado por lo que defiendes o piensas no debe ofender.
Curiosamente, es precisamente la libertad de expresión lo que se invoca. ¿Por qué? No hay avergonzarse de cojear de un pie o del otro. No hay por qué sentirse señalado si tu información es correcta. Y si no lo es, si se ha actuado de buena fe, se corrige y punto. ¿No existe ya eso? ¿No se corrigen diariamente miles de informaciones? ¿No existe el derecho de réplica?
Sorprende también la postura crítica porque esconde una resistencia al cambio, ya que algo que puede ayudar a hacer la vida más fácil al periodista se ve como una amenaza. Ahora ya no hay que perseguir a nadie, ni tener el teléfono de nadie, para tener otra versión de la noticia o para contrastar una información.
Más aún, la paradoja puede ser que esta misma web puede ser fuente inagotable de noticias si el Ayuntamiento no la cuida como debe. Porque un arma defensiva, si no se maneja bien, puede volverse en tu contra. Mucha más noticia sería que una "web de la verdad" fuera pillada en un renuncio, en una mentira flagrante. Es un arma de doble filo.
El mayor drama es que el asunto no le interesa a la ciudadanía, que hace tiempo que ha desconectado de los debates sobre el periodismo. Si se mira la audiencia, se verá que la gente está a otras cosas. La capacidad de marcar la agenda de los periodistas (y también de los políticos), una vez más ha quedado en entredicho.
Quizás por ello haya que elevar el tono para llamar la atención. Pero ni puede hablarse de censura ni tampoco se trata de una web que vaya a aportar más novedades porque todos los periodistas conocen bien la labor de un gabinete de prensa.