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Hipotecas: una cierta mayor facilidad

Como saben la actual crisis se originó por una acumulación de crédito en el sector privado, familias y empresas, sin precedentes. El crecimiento de la cartera de préstamos, muy por encima del de las rentas era a todas luces insostenible, lo que dio lugar al estallido de la burbuja crediticia. La morosidad golpeó a los bancos y a las entidades financieras, las cuales fueron cerrando prácticamente todas las vías de financiación, especialmente a pymes, autónomos y particulares. Desde el inicio de la crisis se advertía de la necesidad de reducir el apalancamiento acumulado; era necesario bajar el saldo vivo de préstamos, una situación que no sería indolora para la economía nacional, tampoco rápida, pero sin lugar a dudas totalmente necesaria. En efecto, como podemos ver desde el año 2010, el saldo vivo crediticio ha caído prácticamente un 20 por ciento, siendo la reducción registrada en las familias del 17 por ciento. Si hacemos una comparativa en el tiempo, el saldo vivo actual de deuda con la banca alcanza cifras muy similares a las que registramos en el ejercicio 2006.

Mucho se ha hablado y comentado de la necesidad de que la banca diera una mayor facilidad para la concesión de crédito, algo que que parece que viene ocurriendo desde el año 2014 y continúa en este 2015, especialmente en el crédito a la vivienda concedido a las familias, los préstamos hipotecarios. Los datos de Banco de España son elocuentes y reveladores de este cambio, por una parte en el ejercicio 2014 se concedieron casi 26.800 millones de nuevos créditos, un incremento de un 22,63 por ciento. El ratio puede sorprender por el crecimiento, pero no conviene alarmarse, así debe señalarse que el volumen de nuevos préstamos era muy bajo. En el año 2010 se abrieron nuevos créditos hipotecarios por valor de 69.479 millones de euros, frente a 21.853 millones del 2015. En los primeros cuatro meses del presente ejercicio la tendencia a la concesión de nuevos créditos ha continuado, acumulando un montante de 69.781 millones.

Los datos son elocuentes, los bancos están abriendo la mano en la concesión de financiación; se podría hablar de una recuperación de la actividad prestamista en el sector hipotecario, pero también en otro tipo de créditos como lo son al consumo o el que se otorga a pymes. Sin embargo las condiciones son hoy más duras para acceder a la financiación hipotecaria, en primer lugar porque no todos los clientes son aceptados por los bancos, solo aquellos que se consideran como demanda solventes; también hay que tener en cuanta que las cantidades financiadas son un porcentaje inferior al que se otorgaba anteriormente: lejos quedan los tipos de financiación al 100 por ciento del valor de la vivienda. Todo parece indicar que el comportamiento actual es mucho más racional, los bancos abren la mano pero como manifestaba, son muy selectivos, algo que contribuirá a la salud del sector y a reducir los peligros de que se forme otra burbuja.

Precisamente la formación de una burbuja por los incrementos manifestados no parece hoy por hoy que sea posible. En lo que respecta a la evolución hipotecaria, en la actualidad se amortiza aproximadamente un 8 por ciento, concediendo nuevo crédito en un porcentaje del 4 por ciento, según alguna casa de análisis. Además conviene, al hablar de burbuja, fijarnos en el stock total de crédito, no solo el hipotecario, donde vemos que el saldo de familias cae un 3,2 por ciento, mientras que el de las empresas lo hace en un 2,6 por ciento. Por tanto y como las cifras nos descubren la caída del apalancamiento continúa, si bien es posible que en este 2015 pueda darse por finalizado el ajuste, al menos en lo que se refiere a la fuerte velocidad de contracción.

El préstamo, como casi siempre, es una variable retrasada en la recuperación económica y una vez más, así sigue siendo. La economía española crece; la actuación del BCE con barras de liquidez y quantitative easing permite a los bancos disponer de importantes recursos para prestar, incluso el repunte en la venta de las viviendas, unido a la estabilización del precio de la misma, son factores que están detrás de este cambio. No podemos olvidar la propia necesidad de los bancos de buscar beneficios que les empuja a aumentar su actividad en el préstamo.

Pero hay un gran freno a un aumento indiscriminado y desordenado del crédito, y que no es otra que el mercado laboral. El fuerte volumen de paro, la precariedad del empleo generado, la caída de los salarios son un fuerte freno al aumento indiscriminado del crédito.

Sí, sí que hay un cambio en el aspecto de la financiación bancaria, sin embargo en mi opinión no se puede decir que el crecimiento sea desordenado o peligroso. Los bancos que, no olvidemos, necesitan prestar, lo están haciendo, pero de forma mucho más racional, además las condiciones son muy diferentes actualmente que las realizadas en 2007. Como vemos se concede nuevo crédito, pero el proceso necesario de desapalancamiento continúa, aunque parece estar tocando a su fin. Si las grandes empresas llevan ya tiempo sin problemas para obtener financiación en los mercados financieros, hoy esa normalización está llegando a familias y pymes. Es tan solo una señal más de normalización de la situación económica.

Pero si en la parte de familias y empresas la situación parece satisfactoria, no lo es en la parte de las Administraciones Públicas, donde la deuda aumenta y crece rozando ya el 100 por cien del PIB.

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