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La maratón del BCE y el as en la manga

  • Draghi se halla sólo al principio de una larga carrera
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.

El BCE ha anunciado que va aumentar el ritmo de inyecciones de liquidez hasta los 60.000 millones de euros mensuales hasta el próximo mes de septiembre. Con ello el BCE se dota de una mayor flexibilidad por si las difíciles negociaciones con el Gobierno griego pudieran causar algún problema en los mercados financieros.

Pero, más allá de los posibles accidentes con Grecia, debemos acostumbrarnos a este tipo de noticias. En este momento, las economías de la zona euro están mejorando sus cifras de crecimiento, pero en parte es debido a la conjunción de una diversidad de buenas noticias.

En los últimos seis meses el precio del petróleo ha disminuido un 30%, con el consiguiente efecto positivo para la reducción de costes de transporte y generación de energía. El euro se ha depreciado un 15% respecto al dólar debido a la distinta alineación de la política monetaria en ambos lados del Atlántico, lo cual está fomentando las exportaciones hacia países de fuera de la eurozona. Los tipos de interés al cual los gobiernos colocan su deuda pública han disminuido: Francia, Italia o España colocan los bonos a diez años en los mercados a un tipo unos 100 puntos básicos más bajo que hace unos meses.

Con esto, y con la relajación de los objetivos de déficit acordados entre algunos gobiernos y las autoridades europeas, ha sido posible suavizar las políticas fiscales, que tienen ahora un carácter menos restrictivo que hace un año. Es en este contexto en el que la economía española está creciendo por encima del 2%, la alemana al 1,5% y la francesa y la italiana cerca del 1%. Más de lo que se esperaba hace un año.

Pero esta conjunción de factores positivos puede no mantenerse de forma prolongada. Por ello, la economía de la zona euro debe ser capaz de crecer no sólo por estos factores positivos de naturaleza cíclica, sino también por un cambio en la tendencia del crecimiento a largo plazo. Y este cambio sólo puede venir por dos vías. Una son las reformas estructurales que permitan un crecimiento más eficiente, básicamente a partir de la flexibilización de los mercados de trabajo y de un mayor grado de competencia en los mercados. Una segunda vía es la del aumento de la inversión en I+D por parte de las empresas, que les permita aumentar sus niveles de productividad.

Pero ambas vías son lentas, no dan un resultado rápido. Mientras tanto, la economía europea necesita un estímulo que provenga de la demanda. Con el actual estado de las cuentas públicas, éste sólo puede provenir de la política monetaria. Por esto, es de esperar que la estrategia del BCE de inyecciones de liquidez, comprando grandes cantidades de deuda pública, iniciada el pasado mes de marzo, se mantenga durante un periodo de tiempo prolongado.

Queda un largo recorrido

En palabras de Mario Draghi, el BCE tan sólo ha iniciado el primer tramo de una maratón, de la cual queda un largo recorrido. Los canales de transmisión de esta política monetaria sobre la economía real son varios: la presión a la depreciación del euro que estimula las exportaciones, el aumento del flujo de crédito hacia familias y empresas que estimula el consumo y la inversión. También la mejora de expectativas.

Pero incluso si estos canales muestran ser insuficientes, la economía de la zona euro tiene un último as en la manga: el Plan Europeo de Inversión. Éste prevé movilizar unos 300 mil millones de euros en inversiones en ámbitos clave para la evolución de la productividad, como las infraestructuras, la educación, la investigación y la innovación.

El plan, en su formato actual, no tiene un tamaño muy grande, y tampoco está claro cómo se van a movilizar los recursos de las empresas privadas. Pero, de ser necesario, este plan podría convertirse en un potente instrumento, de tipo keynesiano, para el impulso de la economía a corto plazo. Y al mismo tiempo, supondría una política de oferta que mejoraría el potencial de crecimiento de la economía europea y la haría más competitiva en el concierto global.

Recordemos que las inyecciones de liquidez del BCE permiten comprar deuda pública de los estados miembros, pero también títulos emitidos por instituciones supranacionales, como los que serían necesarios para financiar el mencionado Plan Europeo de Inversiones.

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