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La gestión 'a dedo' en la era digital

Francisco González, BBVA

La revolución digital está haciendo estragos en la alta dirección de las empresas españolas. O al menos, ése es el motivo que ponen para llevar a cabo las últimas remodelaciones. El diario El Mundo sustituyó a Casimiro García-Abadillo por David Jiménez para impulsar la digitalización del diario y BBVA cambió a su consejero delegado Ángel Cano por el anterior responsable del área de banca digital, Carlos Torres. Resulta extraño que más de una década después del estallido de la burbuja de las puntocom, las empresas comiencen a tomarse en serio los negocios virtuales, pese al aún escaso peso en sus negocios.

Si se echa un vistazo rápido a la letra pequeña del grupo Unedisa (cuyas principales cabeceras son los diarios Marca, El Mundo y Expansión), alrededor del 10 por ciento de sus ingresos proceden del área digital, frente a más del 60 por ciento de elEconomista, el único grupo de la prensa española cuyos ingresos online superan a los del papel. Algo similar ocurre en BBVA. Sólo el 20 por ciento de sus clientes opera habitualmente por móvil o Internet frente al 32 por ciento, por ejemplo, de La Caixa.

Si la estadística la llevamos a México, donde la entidad presidida por Francisco González triplica su rentabilidad frente a España, la digitalización de su clientela representa poco más del diez por ciento. Me sorprende que, en ambos casos, se coloque como responsable del negocio total a los gestores de una mínima parte. La burbuja digital de comienzos de la pasada década pinchó por el estrepitoso fallo en su gestión.

González rebajó, además, la categoría del nuevo responsable del banco a la de jefe de operaciones en lugar de consejero delegado, como era su antecesor. La voluntad del presidente de acrecentar su poder sobre toda la estructura de mando de BBVA es la única explicación que puede compadecer la falta de experiencia en la gestión bancaria de Torres, en un sector tan complejo en el que los fallos de cálculo se pagan muy caros, como se vio con la crisis que se llevó por delante a la mayoría de las cajas de ahorro.

La supresión del comité de dirección abona la tesis sobre la concentración de poder, así como la del cambio del responsable de riesgos, pieza esencial en el negocio bancario.

La misma pauta puede aplicarse al caso de Unedisa, donde su presidente, Antonio Fernández-Galiano, tendrá a partir de ahora manos libres para hacer y deshacer a su antojo, una vez apartada toda la dirección histórica del periódico.

Otro exponente de este apego de las empresas españolas por el mando digital o por las decisiones a dedo al concentrar el poder en una sola persona es la española OHL.

Juan Miguel Villar Mir dirige este grupo constructor e industrial como hace casi 30 años, cuando comenzó con la adquisición de Obrascón por una peseta a Altos Hornos de Vizcaya (AHV). Lo peor es que con 83 años de edad, ya no dispone de otros 30 años por delante.

Los escándalos acorralan a Villar Mir. Después de su implicación en la trama Gürtel, el escándalo que saltó esta semana en México por el presunto pago de comisiones oficiales para la consecución de obras públicas es un golpe muy duro a la reputación de OHL y de su presidente.

El empresario pasó de dar un desmentido oficial a pedir la apertura de una investigación interna, que es el equivalente a reconocer que algo pudo escapar a su control. El funcionario implicado reconoce que la constructora española intentó sobornarlo, en un vídeo que pueden ver en elEconomista.es, tanto en sus portales español como mexicano (Economiahoy.mx).

El grupo OHL es, en estos momentos, uno de los principales constructores mexicanos con obras en curso por valor de 3.639 millones de euros. Además, también es uno de los grandes contratistas de Pemex, la petrolera estatal, con adjudicaciones por 2.450 millones. Todos fueron dados bajo la presidencia en Pemex de Emilio Lozoya, antiguo consejero de la filial mexicana de Villar Mir.

El grupo español también pasa por un período de fuertes tensiones en la construcción del llamado AVE del desierto, una de las obras emblemáticas. Ejerce fuerte presiones para quedarse con la parte de otros contratistas como Copasa, ante las dificultades y la parálisis que sufren varios de sus contratos en la zona de los Emiratos Árabes.

El reciente recorte del rating de la deuda es otro jarro de agua fría que disparó los costes en un momento complicado en OHL. Ojalá que todo termine bien, porque es una de las grandes empresas españolas. Pero es obvio que Villar Mir debe empezar a delegar la gestión en profesionales cualificados, una vez que parece descartada el traspaso de la gestión a los miembros de su familia. Y mucho más cuando las expectativas temporales son tan limitadas. La concentración de poder suele conducir, tarde o temprano, al desastre. No hay que confundir lo digital con gobernar "a dedo".

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