
En la ley de los vasos comunicantes monetarios a lo largo del Atlántico, un vaso es el euro, el otro el dólar y los especuladores son el canal que los une. Al iniciar su andadura el euro valía 1,20 dólares (decían que era la paridad natural). Paso por la igualdad de valor; llegó a depreciarse a casi 0,8 dólares (2001); volvió a subir a casi 1,60 (2008) y ahora está cerca de un euro/un dólar. Todo ello en sus 15 años de existencia (o 13 si se mide desde que circuló en moneda y billetes).
De manera que un avispado especulador podría haber ganado bastante tomando las posiciones adecuadas en cada moneda en cada momento ya que entre 0,80 y 1,60 hay nada menos que una variación de 0,80 (un 100% sobre el menor valor).
¿Se seguirá devaluando el euro?
Lo que ahora se preguntan los especuladores es por el futuro para seguir haciendo su negocio. ¿Se seguirá devaluando el euro? Los datos macroeconómicos así lo indican. El dólar seguirá fuerte: la economía americana crece; su tasa de paro es pequeña; su autosuficiencia energética debido al fracking le augura una mejora de su balanza de pagos; la Reserva Federal anuncia una subida moderada de los tipos de interés.
Lo contrario ocurre en Europa, donde la economía es débil; el mercado de trabajo sigue rígido; las restricciones ecológicas (incluido el parón nuclear en países como España y Alemania) la mantienen dependiente de la energía exterior; y el BCE anuncia una temporada de intereses bajos.
Pero durante años EEUU ha mantenido un dólar devaluado porque le convenía. Por eso los expertos americanos pueden estar buscando la forma de evitar que el euro siga bajando. ¿O no? Quien tenga información sobre lo que piensan los que deciden en la economía americana será el que acertará para especular. En economía las decisiones las toman personas. Para acertar en la especulación hay que analizar lo que se escribe y dice en los círculos influyentes de EEUU. Estemos atentos.