Firmas

Cinco sorpresas que podrían descarrilar las subidas de los tipos de interés

  • EEUU y Reino Unido quieren subir los tipos a niveles normales, pero no hay fecha
  • La deflación en la eurozona o un derrumbe político pueden tumbar los planes

Aunque pusieran unas señales gigantes en el arcén, los bancos centrales de Reino Unido y Estados Unidos no podrían dejar más claras sus intenciones. En algún momento de los próximos seis a nueve meses, los tipos de interés empezarán a subir. En Gran Bretaña, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, ha sugerido que los tipos tendrán que subir en otoño. En Estados Unidos, se especula que la primavera podría ser el momento en que la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, empiece a subir los tipos otra vez.

El motivo es comprensible. Ambas economías han vuelto a crecer a unos niveles respetables. Se crea empleo, el precio de la vivienda sube, sobre todo en Reino Unido. Aunque sigue habiendo muchos problemas, cuesta seguir justificando la "urgencia" económica de que los tipos continúen en mínimos de 300 años.

Aun así, los mercados se equivocan al asumir que los tipos van a subir, por mucho que esté dentro del plan, porque hay cinco sorpresas por lo menos que podrían descarrilar las subidas de tipos de aquí al otoño.

Hablamos de una crisis geopolítica en Rusia u Oriente Medio, que la deflación se propague de la eurozona al resto del mundo, el hundimiento del mercado bursátil, una crisis bancaria o el derrocamiento de un gobierno. En realidad, ni Carney ni Yellen tienen la más remota idea de cómo será la economía global en seis meses o un año. Los tipos subirán un día, cuando las circunstancias lo exijan, pero cualquier intento de orientación de futuro sobre la fecha aproximada es del todo inútil.

Aupar los tipos de interés

No hay ninguna duda de que el plan de los banqueros centrales a ambos lados del Atlántico es volver a aupar los tipos de interés a sus niveles normales. El calendario seguirá siendo difuso pero la intención no lo es. Los tipos se bajaron a mínimos de tres siglos después de la crisis de 2008 y se han quedado ahí desde entonces. Sin embargo, ambas economías están protagonizando una recuperación sostenida y dejar los tipos demasiado bajos durante demasiado tiempo podría distorsionar de forma permanente la economía. Peor aún, si los tipos no empiezan a subir a este punto del ciclo, no habrá más espacio para bajarlos la próxima vez que la economía se hunda.

Cinco riesgos

El problema es que pueden pasar muchas cosas de aquí al otoño y más aún antes de la primavera. Éstos son los cinco sucesos que podrían descarrilar fácilmente una subida de tipos.

Primero: una crisis geopolítica. El pulso entre Rusia y Ucrania continúa con la misma tensión de siempre, aunque ya no ocupe titulares. Irak se hunde en una guerra civil que podría arrastrar a Turquía e Irán a un conflicto regional más amplio. Mientras EEUU abandona comprensiblemente su función de policía global, hay más potencial de que broten pequeñas guerras entre estados inestables. Como nos debería recordar el centenario de la I Guerra Mundial, las guerras pequeñas pueden convertirse en grandes con facilidad. El mínimo signo de que pueda ocurrir hundiría a la economía global en una depresión y haría inútil el debate sobre una subida de tipos.

Segundo: que se propague la deflación. A nadie se le ocurriría pensar que la inflación pueda contenerse dentro de un mismo país y no hay motivos para que no suceda lo mismo con la deflación. La eurozona, que sigue siendo el mayor bloque económico del mundo, se desliza inevitablemente hacia una caída de precios.

Los datos de la inflación publicados el lunes desvelan un aumento de los precios de sólo el 0,5% en todo el continente, muy por debajo del objetivo. Y caen los precios en países como Grecia, Chipre y Portugal. Europa es un exportador importante y, si sus precios caen, lo harán en otros países también. La inflación ya está muy por debajo del objetivo en Reino Unido y podría propagarse a Estados Unidos. Ningún banco central va a subir los tipos de interés si bajan los precios.

Tercero: el hundimiento del mercado bursátil. Se puede discutir durante un día entero si los mercados están peligrosamente sobrevalorados o al principio de otro largo mercado alcista, comparable al de los años ochenta o noventa. Nadie lo sabe. Lo que sí está claro es que esta fase de euforia ya está a la altura de la más larga de la posguerra.

Aunque eso no implica necesariamente que no pueda durar mucho más, una corrección del 20% o 30% sería tan chocante como que la lluvia interrumpiera algún partido de Wimbledon esta semana. Si los mercados cayeran en picado, sería más que probable que los bancos centrales pospusieran a la callada las subidas de tipos hasta que se restaurase la calma.

Cuarto: una crisis financiera. Nadie presta mucha atención a Bulgaria por la sencilla razón de que no importa mucho a la economía mundial, pero la fuga bancaria que se está produciendo en el país nos recuerda que el sistema financiero es tan vulnerable a los golpes como lo era en 2007 y 2008.

El apalancamiento de muchas entidades ha vuelto a los niveles de justo antes de la última crisis. Los mercados de bonos, sobre todo en la Europa periférica, están igual de mal valorados que antes de la crisis de la eurozona. Cinco años de tipos de casi cero han mandado a los activos hacia mercados de alto riesgo en busca de mejor rendimiento. Si un gran banco, fondo de cobertura o alguna gran empresa ETF se hundiera, podría pensarse que una subida de tipos será tan probable como que Costa Rica gane el mundial.

Por último, un derrumbe político. En el Reino Unido, el gobierno de coalición podría fácilmente desmoronarse en vísperas de las elecciones generales de 2015. Los socios menores del partido Liberal Demócrata serán expulsados si no hacen algo y salirse del gobierno es la medida más obvia. Eso echaría por tierra la subida prevista de tipos de Carney. EEUU es más estable políticamente pero eso no significa que una subida de tipos sea inevitable.

Lo fundamental es que ni Carney ni Yellen saben cómo será el mundo en otoño o primavera mejor que usted o yo. Puede que tengan previsto subir los tipos si las cosas continúan como ahora, pero lo cierto es que no es muy probable. Los tipos subirán un día, cuando las circunstancias lo exijan, pero cualquier intento de prever cuándo será es inútil. Pueden pasar demasiadas cosas que trastoquen los planes.

Matthew Lynn, director ejecutivo de Strategy Economics

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