Si hay una lección sencilla que los inversores han aprendido en las dos últimas décadas es ésta: pocos gestores de dinero consiguen vencer al mercado. Cobran unos honorarios que van de lo modesto a lo desorbitado y, aunque muy de vez en cuando alguno pasa por una buena racha, por lo general, un mono con un dardo escogería acciones mejor que una habitación llena de MBA jóvenes y brillantes, equipados con terminales Bloomberg y cafés espresos dobles. Los inversores han pasado, con toda la razón, a los fondos indexados de coste bajo y fondos negociados en bolsa.
Hace una semana supimos que un fondo indexado es ya el mayor del mundo, lo que sin duda marca la victoria definitiva de la inversión pasiva sobre la activa. Y, sin embargo, los detractores, que suelen ser precisamente los que ganan dinero en el mercado bursátil, piensan que es el momento de volver a respaldar la gestión activa o escoger las acciones uno mismo. Cuando los fondos indexados y negociados en bolsa tomen el relevo, se vencerá al mercado, tal vez con bastante facilidad porque los fondos indexados comprarán a ciegas, pasando por alto a los ganadores y perdedores obvios, y cualquiera con un mínimo sentido común coincidirá en que así se crean muchas oportunidades.
El título del fondo más grande del mundo cambió de manos hace una semana. El Pimco Total Return Fund, que se ha beneficiado a lo grande de la larga euforia en el mercado de bonos, dio paso al Vanguard Total Stock Market Index Fund, que ya gestiona nada menos que 251.000 millones de dólares en activos, casi lo mismo que el PIB de Finlandia o Egipto. En parte, refleja una tendencia fuera de los bonos y hacia las acciones, aunque también denota algo más profundo: el cambio hacia los fondos indexados, donde Vanguard es el líder de mercado.
Y es una tendencia global. En EEUU, Vanguard ya gestiona más de 2 billones de dólares. En el Reino Unido, Blackrock's iShares, el líder de mercado en fondos negociados en bolsa, la mayoría de ellos pasivos, cuenta con más de 600.000 millones de dólares. Decenas de pequeños actores han lanzado sus propios fondos negociados en bolsa o fondos indexados mutuos, sin ninguna intención de distinguir entre una acción y otra, sino comprar cualquiera que resulte estar en un índice en particular. Es, con diferencia, el área de crecimiento más rápida de la inversión y con más éxito.
Hay muchas razones para ello. John Bogle, fundador de Vanguard, basó su negocio en su tesis de Princeton, según la cual la mayoría de gestores de fondos no lograban vencer al índice. Desde entonces, muchos estudios han descubierto exactamente lo mismo. Y a muchos gestores de fondos se les pagaba generosamente para sentarse en sus lujosos despachos y escoger qué acciones rendirían bien y cuáles no, sin suponer ninguna ventaja frente a comprar el índice al completo. Más valía librarse de ellos y limitarse a programar un ordenador que comprase todas las acciones del índice en cuestión. No se puede salir peor parado y nos ahorramos todas las cuotas de gestión de la inversión activa. Sólo con reducir los costes, el rendimiento ya es mejor. La cuestión interesante es lo que ocurrirá cuando los fondos indexados y negociados en Bolsa dominen todo el mercado, lo que ya han empezado a hacer. Cuando la mayoría del dinero en el mercado lo decidan unos ordenadores que compran según un programa predeterminado, la cosa quizá cambie. Comprarán cada vez más de grandes de empresas que son malas y no lo suficiente de otras con un futuro prometedor.
Observe el mercado que conozca mejor y verá las consecuencias. En mi caso, es el índice FTSE-100, con las mayores empresas cotizadas de Londres. Hay algunas empresas de las que nadie en su sano juicio querría acciones ahora mismo. British Sky Broadcasting y British Telecom, por ejemplo, han emprendido una carrera suicida por los derechos deportivos del mercado de la televisión de pago y BT se acaba de gastar 900 millones de libras en los derechos de retransmisión de la Liga de Campeones. La noticia es estupenda para los equipos y jugadores pero nefasta para los accionistas. Aun así, a los fondos indexados les da lo mismo, ya que compran las acciones de todos modos.
Empresas como United Utilities parecen ser una mala apuesta ahora que el partido laborista en la oposición ha prometido controles de precio a las empresas energéticas si gana las elecciones en 2015 pero los fondos indexados no hacen ni caso. Por el contrario, empresas como Easyjet o el conglomerado internacional de bebidas Diageo se encuentran en su mejor forma. Easyjet ha descubierto una combinación fantástica entre precios baratos y un servicio razonable en el sector de los viajes aéreos, mientras que Asia y África, en rápido crecimiento, presentan una sed inagotable de güisqui escocés y otros licores de Diageo. Los fondos indexados compran BT y Diageo a ciegas. Cualquiera que recorte empresas de telecomunicaciones y servicios públicos en su cartera, y se abastezca de bebidas vencerá al mercado.
Hay señales de un cambio que se avecina y a los gestores de fondos activos les empieza a ir mejor. Una encuesta reciente de la agencia de inversiones Plan ha descubierto que el 66% de los gestores de fondos activos superaron a los fondos indexados en el mercado británico. En los mercados emergentes, la cifra subió al 74% y en Europa al 99% (aunque en EEUU sigue siendo del 44%). Cuando llega el rebaño, es el momento de irse. Este mes, la manada ha irrumpido con fuerza en los fondos indexados pasivos. Es hora de cambiar de caballo y empezar a escoger a ganadores y perdedores.
Matthew Lynn, Director Ejecutivo de la consultora londinense Strategy Economics.