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Hacia un Tratado transatlántico

La UE y EEUU cuentan con un comercio de bienes y servicios cercano al billón de dólares anual e inversiones superiores a los dos billones de dólares. Ambas economías representan casi la mitad del PIB mundial. Se prevé para finales de junio el comienzo de las conversaciones sobre el acuerdo transatlántico de comercio e inversión. Se ha alcanzado en Dublín un importante consenso para iniciar las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC). El acuerdo podría estar listo para finales de 2014.

En el encuentro informal de Dublín se encontraban el comisario de Comercio de la UE, Karel De Gucht, y Mike Froman, asesor de comercio internacional del presidente Obama. Froman es el primer representante estadounidense que ha tratado las relaciones comerciales directamente con los ministros comunitarios.

Según un reciente estudio las exportaciones de la UE a EEUU aumentarían cada año en un 28% como resultado del acuerdo comercial. La Comisión Europea prevé que este tratado podría, más adelante, impulsar anualmente el PIB de la UE en un 0,5% contribuyendo a crear alrededor de 400.000 empleos en el bloque. La Cámara de Comercio de EEUU, por su parte, estima que la supresión de los aranceles de importación impulsaría el comercio bilateral en más de 120.000 millones de dólares en los próximos cinco años.

En la UE respaldan el TLC sobre todo Alemania y Gran Bretaña. Francia, más proteccionista, no se opone: una vez De Gucht señalara que el TLC con EEUU no perjudicará la diversidad cultural europea.

El Gobierno español apoya a la comisión para poder llegar en el menor tiempo posible a un TLC amplio con EEUU. El tratado no solo supondrá un salto cualitativo con un positivo impacto para la dinamización del comercio. El acuerdo puede impulsar el crecimiento en la zona euro con efectos cuasi-inmediatos sobre los ingresos familiares.

Pese a lo ambicioso del TLC, cuestiones como agricultura, protección de la propiedad intelectual, alimentos modificados genéticamente... supondrán un obstáculo para su aplicación. Además, los norteamericanos ven la zona de libre comercio más distanciados que los europeos. La UE se juega más mientras EEUU ha decidido girar al Pacífico con instrumentos como la Asociación Transpacífica.

El TLC con EEUU debe ser un instrumento pionero para que una Europa más competitiva y flexible negocie con mayor rapidez los acuerdos comerciales con el resto de bloques y potencias emergentes. Los socios transatlánticos han de facilitar la reforma del FMI cuya anacrónica estructura de poder refleja un mundo existente hace 60 años. Los países europeos con un peso excesivo en la institución son reacios a ajustar su poder de voto a los cambios. Y EEUU aunque hasta hace poco jugó un papel constructivo en la reforma frena ahora su continuidad. Poco después de convertirse en el principal foro de cooperación económica internacional, el G20 dio luz verde a un proceso de negociación de acuerdos de préstamos a cambio de incrementos en las cuotas que permitiesen un reajuste del poder de voto en la institución. Los países emergentes se lamentan de haber hecho su parte mientras los avanzados todavía tienen que hacer la suya. El impedimento para la entrada en vigor de la reforma de 2010 ha sido el atraso en la ratificación por parte del Congreso norteamericano.

En el contexto de crisis la actualidad comunitaria sigue marcada por los rescates y el panorama norteamericano está lejos de despejarse. Obama pide a Europa más estímulos y menos austeridad. En su primera gira por la UE el secretario del Tesoro norteamericano, Jack Lew, ha reclamado al bloque del Norte que gaste más para tirar de sus socios mediterráneos. Destacó que las políticas que contribuyan a estimular el consumo pueden ser beneficiosas poniendo como ejemplo su país que ya ha empezado a reducir el paro.

Desde la UE se recuerda que ya se aplica una estrategia doble enfocada a sanear las cuentas y generar crecimiento. No existe incompatibilidad entre la consolidación fiscal y el crecimiento. En EEUU la Fed no es nada sin el apoyo del poderoso sector privado financiero.

Europa importa inflación, EEUU la exporta. Más deuda debilita a Europa. La UE solo se fortalecerá saliendo de la espiral de deuda. Y la manera de hacerlo es la austeridad bien entendida. Los países con menos endeudamiento y menor gasto público crecen más. Para la UE hay muchas virtudes en la economía de EEUU, su iniciativa empresarial y dinamismo comercial, la credibilidad institucional y la seguridad jurídica... El endeudamiento no está entre ellas.

Marcos Suárez Sipmann, analista de Relaciones Internacionales @mssipmann.

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