
A nadie le pilla de sorpresa que cada vez sea más caro llenar la nevera, sobre todo si hablamos de esos productos naturales como las verduras o la fruta. A ello se suma que, por lo general, tienen una vida útil bastante limitada, de forma que podemos estar constantemente comprando y tirando a la basura porque esa pieza se ha puesto mala antes de que la hayamos consumido.
La lechuga es el ejemplo perfecto. Cuando la compramos, es verde, frondosa y tiene una textura "crujiente". No obstante, si nos olvidamos de ella un par de días, entonces acabaremos encontrando una versión muy diferente, con un tono más amarronado y con las hojas reblandecidas.
Ante ello, saber cómo debemos guardarla correctamente es fundamental, ya que un simple gesto alarga su vida útil y nos permite aprovechar ese alimento al completo sin tener que tirarla antes.
Con un paño de cocina
Encontrar una solución es más fácil de lo que creemos, tan solo hace falta echar un vistazo a los utensilios y objetos que tenemos por nuestra cocina. En declaraciones recogidas por el medio británico Express Co., la experta en sostenibilidad Wendy Graham desvela que únicamente deberemos hacer uso de un paño de cocina para alargar la vida útil de nuestra lechuga. Y es que, aunque habitualmente encontramos la lechuga envuelta en plástico, este no es beneficioso para ella, ya que favorece la condensación.

Para ello, explica que el primer paso que deberemos realizar será deshacernos de las hojas viscosas o las que ya no se encuentren en buen estado. Después, será necesario lavar el resto. Recuerda que es importante secar correctamente las hojas lo mejor posible, para evitar un exceso de humedad, algo que podría acelerar su empeoramiento.
"Ahora, coge un paño de cocina limpio y seco, y extiende la lechuga sobre él. Enrolla con cuidado y guarda todo en el cajón interior del frigorífico", continúa la experta. De esta forma, lo que conseguimos es acabar con la humedad y alargar su vida al menos una semana más.