
A lo largo y ancho de nuestro país hay una gran cantidad de pueblos de todo tipo. Todos ellos tienen sus propias características que los hacen casi únicos con kilómetros de playa en las costas o impresionantes fortalezas más hacia el interior. Sin embargo, una de las regiones que más llama la atención de los turistas de todas partes es Guadalajara.
Un destino de contrastes con gran historia y parajes aún más sorprendentes, pero hoy es Palazuelos el que sorprende por ser, a pesar de su historia, una de las villas más desconocidas de la provincia.
Este pueblo de poco más de 100 habitantes esconde infinidad de secretos entre sus murallas y calles empedradas.
Sus orígenes
Palazuelos se remonta a la época prerromana, aunque su importancia histórica no llegaría hasta la Edad Media, normal que sea un ejemplo perfecto de urbanismo medieval. En época de la Reconquista fue integrada en la "Tierra y Común de Atienza, una antigua división administrativa que agrupaba a varios pueblos y aldeas cercanas a la villa.
Después de que Alfonso X el Sabio la donara a Mayor Guillén de Guzmán pasó por varias manos hasta acabar en el siglo XIV en la familia Mendoza.
Íñigo de Mendoza impulsó la construcción de su fortaleza y las murallas defensivas, que en el siglo XV terminaría su hijo Pedro Hurtado de Mendoza. Desde ese momento Palazuelos quedaría ligado a la familia.
La despoblación
Finalmente, tras la Guerra Civil y el éxodo rural del siglo XX, Palazuelos sufrió una despoblación que crecía poco a poco. En 1960 perdió su independencia administrativa y fue integrada en Sigüenza. Puede que el retorno de algunos residentes y el impulso agrícola hayan generado un pequeño "reavivamiento" en su legado histórico, pero todavía cuenta con muy pocos habitantes.
Esto ha traído consigo que sea un pueblo que ha sabido conservar su encanto medieval a lo largo de los años. Uno de los puntos más destacados es su entramado de calles empedradas, declaradas conjunto histórico, que se rodea por zonas de muralla con puertas de acceso como la Puerta del Cercado y la Puerta de la Villa que aún se conservan a día de hoy.
El Castillo, fortaleza del siglo XV, es otro de sus atractivos. A pesar de que se encuentra en un estado semiruinoso evoca lo que fue en otra época y desde lo alto las vistas del entorno son inmejorables.
El entorno
Su historia no es lo único que enamora a los turistas que se acercan. A pocos kilómetros está el Parque Natural del Barranco del Río Dulce, un espacio protegido en Castilla-La Mancha. Aquí se pueden ver impresionantes paisajes marcados por las hoces creadas por el cauce del río durante siglos.
Cómo llegar
Para llegar desde Guadalajara sal por la A-2 en dirección Zaragoza y tras 70 km toma la salida 104 hacia Sigüenza. Una vez allí coge la CM-110 a Atienza y a unos 10 km tienes el desvío a Palazuelos, pero cuidado porque la CM-110 presenta algunas curvas peligrosas.
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