Evasión

25 años sin Walter Matthau, el gruñón más entrañable de Hollywood: "¿Quién se lee el segundo párrafo?"

Walter Matthau quería ser periodista y estudió en la universidad de Columbia. Pero, afortunadamente para sus fans, dejó la carrera del noble arte de informar para ser actor. Muchos años después, el cómico de origen ucraniano interpretó gracias a Billy Wilder y junto a su amigo Jack Lemmon al director de periódico Walter Burns, al frente del Examiner, en esa obra maestra llamada en España Primera Plana (1974), absolutamente imprescindible. Esa en la que se pregunta aquello de "¿Quién se lee el segundo párrafo?", y que debería ser asignatura obligatoria en cualquier escuela de comunicación o periodismo. La excusa para recordar al descomunal cómico es que llevamos un cuarto de siglo sin él. Esta semana se cumplía el 25 aniversario de su muerte.

El 1 de julio de 2000 se apagaba el corazón de uno de los actores más queridos, irreverentes y carismáticos del cine estadounidense. 25 años después de su muerte, su figura permanece imborrable para generaciones que lo recuerdan por su particular rostro –una mezcla de mapa geográfico y expresión perennemente irónica–, su talento para la comedia y su mítica sociedad artística con Jack Lemmon. Juntos protagonizaron algunas de las mejores comedias del siglo XX, pero Matthau fue mucho más que el eterno cascarrabias: fue un actor versátil, un apasionado del teatro, un perdedor encantador y un intérprete con una humanidad desbordante.

Walter Matthau nació el 1 de octubre de 1920 en Nueva York, hijo de inmigrantes judíos procedentes de Ucrania y Lituania. Su infancia fue humilde, y empezó a trabajar desde muy joven. Su primer contacto con el escenario fue casi por accidente: un amigo le consiguió un empleo vendiendo refrescos en el teatro yiddish de la Segunda Avenida, donde eventualmente empezó a salir al escenario con pequeños papeles. Aquella experiencia le marcaría de por vida.

Tras pasar por la Universidad de Columbia, donde como apuntábamos estudió brevemente periodismo, Matthau se decantó por el teatro. Se formó como actor y llegó a actuar en 18 obras en Broadway, muchas de ellas fracasos rotundos, lo que él consideraba una bendición: "Cuantas más funciones hacía, más podía aprender", decía con su característica mordacidad. Esa vocación teatral lo acompañaría siempre, incluso cuando el cine lo catapultó a la fama.

Su debut en la gran pantalla llegó tarde, a los 35 años, en El hombre de Kentucky (1955), un western dirigido y protagonizado por Burt Lancaster. Su aspecto físico poco convencional –alto, desgarbado, con una nariz prominente y una expresión entre cínica y perpleja– le llevó a ser encasillado en papeles de villano. Fue el gánster que controlaba el club donde cantaba Elvis Presley en El barrio contra mí, y el asesino que perseguía a Audrey Hepburn en Charada (1963), de Stanley Donen.

Charada

Pero su gran oportunidad llegaría en 1966, cuando Billy Wilder lo eligió para coprotagonizar En bandeja de plata junto a Jack Lemmon. Matthau interpretaba a un abogado sin escrúpulos empeñado en engañar a una aseguradora con la complicidad de su cuñado accidentado. Su interpretación le valió el Óscar al mejor actor de reparto, pero, más importante aún, dio inicio a una de las parejas más legendarias del cine: Lemmon y Matthau. "Desde el primer día nos hicimos inseparables", recordaría Lemmon años más tarde. Su química era inmediata, casi mágica. Mientras Lemmon representaba al tipo correcto, neurótico y contenido, Matthau encarnaba al liante, el cínico, el que siempre metía a su amigo en líos. En sus mejores momentos, juntos podían hacer reír leyendo una guía telefónica.

Bandeja de plata

Con Billy Wilder harían dos películas más: Primera plana (1974), donde llevaban sus enredos al mundo del periodismo, y Aquí un amigo (1981), una comedia negra sobre el suicidio y la amistad que demostró que su talento seguía intacto. Pero no fueron las únicas. Lemmon y Matthau compartieron cartel en una docena de películas, entre ellas la inolvidable La extraña pareja (1968), dirigida por Gene Saks, donde encarnaban a dos divorciados obligados a convivir, uno obsesionado con la limpieza y el orden, el otro, un desastre ambulante. La película, basada en la obra de Neil Simon, fue un éxito rotundo y definió sus arquetipos para la posteridad.

Pero Matthau también brilló por cuenta propia. En Flor de cactus (1969), junto a Ingrid Bergman y Goldie Hawn, demostró su capacidad para la comedia romántica. En Hello, Dolly! (1969) mantuvo una vibrante tensión cómica con Barbra Streisand. Y en La pareja chiflada (1975) compartió protagonismo con George Burns en un filme sobre dos cómicos retirados que se reencuentran para un último número.

No todo fue cine de prestigio. Matthau tenía fama de tacaño y era conocido por su afición al juego, lo que le llevó en ocasiones a aceptar papeles solo por cuestiones económicas. De ahí que su filmografía contenga títulos menores o puramente alimenticios, pero incluso en ellos su presencia salvaba muchas veces el resultado final.

En los años noventa, ya como un veterano del cine, volvió a reunirse con Jack Lemmon para revivir a sus personajes gruñones y entrañables en películas como Dos viejos gruñones (1993), Discordias a la carta (1995) y La extraña pareja otra vez (1998). El público los adoraba. En la vida real eran amigos íntimos, vecinos, y compartían vacaciones y conversaciones profundas. "Hablábamos mucho de la muerte", contaba Lemmon, "aunque con sentido del humor".

La salud de Matthau fue siempre frágil. Sufrió varios infartos, fue operado del corazón y del colon, y padeció de neumonía en múltiples ocasiones. Finalmente, el 1 de julio de 2000, murió a los 79 años de un ataque al corazón. Su inseparable compañero, Jack Lemmon, lo seguiría apenas un año después.

Ambos descansan hoy en el cementerio de Westwood, en Los Ángeles, no muy lejos de Billy Wilder, el director que supo ver en ellos una pareja cómica para la historia.

Dónde ver las películas de Walter Matthau

Desde En bandeja de plata hasta Daniel El Travieso, la filmografía de Matthau es extensa y muy variada. Estas, desde luego, no te las puedes perder.

En bandeja de plata: Partiendo de un accidente laboral, la película hace una crítica dura, inteligente y cargada de humor contra la codicia y la hipocresía. Disponible en Prime TV.

Charada: Con Cary Grant, Audrey Hepburn y Walter Matthau, se mueve entre dos géneros: suspense y comedia romántica. Definida por la crítica como "una auténtica delicia cinematográfica", puedes disfrutar de ella en Prime TV, Apple TV, RTVE Play y Movistar Plus.

Primera Plana: "Cásese con un enterrador o con un verdugo. Con quien sea, menos con un periodista". Wilder realizó una crítica mordaz y sarcástica al periodismo y la política y reafirmó a una de las duplas más extraordinarias del cine: Lemmon y Matthau. En Prime TV, Youtube, Filmin y Apple TV.

Hello, Dolly!: Uno de los musicales más famosos del Séptimo Arte. Te conquista con una buena dosis de humor y espontaneidad; una comedia fresca ideal para el verano. En Disney +, Prime TV, Apple TV y Filmin.

Dos viejos gruñones: Dos vecinos malhumorados llevan 56 años enfadados y odiarse mutuamente se ha convertido en el mayor placer de sus vidas. Divertida, sentimental, sin pretensiones. Está disponible en Prime TV y en Apple TV.

La extraña pareja: Dos amigos divorciados comparten piso. Divertidos gags, diálogos chispeantes y un ritmo impecable. Una comedia con mayúsculas disponible en Rakuten.

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