
Cocinar en casa es, para muchos, casi una actividad de ocio. Elaborar divertidas recetas junto a los más pequeños o esforzarse por sorprender con un plato nuevo puede ser muy entretenido. Incluso hasta los que no disfrutan entre los fogones pueden pasar un rato ameno si están en buena compañía. Sin embargo, lo que está claro es que a nadie le gusta ponerse a limpiar y, aunque lo mejor es hacerlo cuanto antes, lo cierto es que puede dar algo de pereza.
Por este motivo existen trucos que te ayudan a ir más rápido y hacer una limpieza más profunda, porque sí, no basta con limpiar lo que se ve a simple vista. Uno de los mejores ejemplos es la batidora de mano. Con ella se pueden preparar salsas y cremas, hasta se puede montar nata.
La mayoría de la gente lo limpia dejándolo sumergido en agua y luego, con un estropajo y jabón, limpian tanto la cuchilla como el resto del brazo de cocina, con mucho cuidado de no dañar las partes eléctricas del aparato.
A simple vista está bien y puede guardarse, pero la realidad es que esta desinfección no se ha hecho en profundidad y la proliferación de bacterias (ocultas entre los recovecos del aparato) afectarán a tus próximos platos modificando textura y sabor.
La solución
Evidentemente, no hace falta estar horas desinfectando. Una vez limpia la parte exterior, basta con colocar el brazo en un vaso de precipitados con agua y encender a toda potencia (como si se estuviera batiendo el agua).
No hace falta ponerle ningún producto de limpieza como jabón o quitagrasas. Pronto verás que el agua se vuelve turbia y hasta se desprenden partículas de comida.
Todo eso estaba dentro de la batidora, por lo que es muy importante repetir este proceso hasta que el agua salga completamente transparente.