
Las especialidades de La Chumbera son la carne y el pescado a la brasa; eso no es novedad. Lo es su nueva ubicación, no muy lejos de la anterior, donde se sigue trabajando con el mismo esmero que ha dado prestigio al establecimiento.
La selección del producto es clave para mantener la calidad que lo caracteriza, apostando por carnes maduradas y pescados de primera. En su cocina, la técnica y el respeto por la materia prima marcan la diferencia. Por ello, Sylvain, el propietario, cuida al detalle el origen de sus ingredientes, seleccionados a través de los mejores proveedores. Este asador almeriense, orgulloso de sus brasas y su sabor, estrena ubicación en Agua Amarga sin perder un gramo de personalidad ni de excelencia.
A pie de playa, con la brisa del Mediterráneo como aliada, La Chumbera comenzó a finales de febrero una nueva etapa en Agua Amarga, uno de los enclaves más atractivos del Parque Natural de Cabo de Gata. Tras casi trece años de trayectoria consolidada —reconocida con el distintivo Bib Gourmand de la Guía Michelin—, el restaurante se ha trasladado desde su anterior emplazamiento junto a la pedanía nijareña, en la carretera hacia Carboneras. Pero lo ha hecho sin renunciar a su esencia: fuego, producto y oficio.
La nueva sede —el antiguo chiringuito El Playa— ofrece un entorno inmejorable para seguir haciendo lo que mejor saben: carnes y pescados a la brasa, con ese punto exacto que solo se logra con técnica, experiencia y profundo respeto por el producto. Y, por supuesto, vocación.
Al frente del proyecto sigue Sylvain Galindo, convencido de que un chiringuito en primera línea no tiene por qué limitarse al arroz para ser competitivo. Para eso ya existen buenas opciones en Agua Amarga, como Los Tarahis, La Palmera o Costa Amarga, por citar solo los que están en primera línea.
Con una carta que no necesita presentación, Sylvain demuestra que sus propuestas valen la pena: la ventresca madurada de atún es inolvidable, los cortes de carne llegan en su punto justo y hay detalles que elevan la experiencia sin caer en el exceso.
Entre los platos que han conquistado paladares tanto locales como foráneos, destacan opciones más allá de las brasas, como la ensalada de brotes con parmesano y vinagreta de pistacho, la de burrata con tomate en tres texturas, los huevos rotos con jamón ibérico, escamas de foie gras y aceite de trufa, o el delicioso steak tartar sobre tuétano a la brasa. Entre los sabores marinos, sobresalen las ostras, los boquerones del Cantábrico con vinagreta de tomate y caviar de aceituna, o las croquetas caseras de gamba roja. Nuestra recomendación: comenzar por el carpaccio de pez mantequilla al estilo La Chumbera.
El menú despliega creatividad comedida y combinaciones que funcionan, acompañadas por una bodega bien pensada, con opciones para todos los gustos y bolsillos, y un servicio ágil, atento y conocedor del producto que ofrece.
La Chumbera abre todos los días, excepto los miércoles, con servicio tanto a mediodía como por la noche.
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