La crítica de esta semana está dedicada a Mickey 17, dirigida por un director de culto alabado por muchos y que a su vez tiene bastantes detractores. Tengo que confesar que el cineasta Bong Joon-ho siempre despierta mi curiosidad y a veces reconozco que me sorprende. Mundialmente reconocido por su película Parásitos, Joon-ho se mete de lleno en esta producción norteamericana y aborda el género de ciencia ficción sin abandonar su estilo habitual y sus, digamos, obsesiones. Es verdad que Mickey 17 tiene un tono más ligero que su anterior película, pero esto no significa que no sea igual de incisiva.
Uno de sus discursos es la lucha de clases, algo que lleva en esta ocasión a una nave especial. Mickey 17 no deja de ser una fábula adornada constantemente con mucho humor, eso sí, humor sórdido y oscuro. El planteamiento de la película es original, un hombre que se muere una y otra vez y que en eso consiste básicamente su puesto de trabajo. Basada en la novela de Edward Ashton, nos cuenta la historia de Mickey, un pobre hombre, un perdedor nato, que es arrastrado a una misión para colonizar un planeta y a sus habitantes. Para ello no le quedará más remedio que morir una y otra vez. Un trabajo miserable sometido a las peores condiciones ya que tendrá que asumir las misiones más complicadas y peligrosas. No importa las veces que muera, ni que lo haga casi siempre de forma salvaje, ya que gracias a una impresora 3D volverá a la vida y vuelta a empezar.
Una sátira distópica
El problema surge en su muerte número 17, cuando al darlo por fallecido crean al Mickey 18. ¿El problema? No puede haber dos iguales. Ese es el arranque de la película que no deja de ser una sátira distópica donde asistimos a un ácido retrato de los límites indignos a los que lleva la precariedad laboral con un protagonista que ha aceptado un trabajo tan particular, o peculiar, por llamarlo de alguna forma. Mickey 17 también es una historia sobre personas que encuentran el amor, la conexión y la comunidad en circunstancias desesperadas. Según su director, nos plantea esta narración como un grito en el que se expresa algo como que todos merecemos mejores condiciones para existir.
Muy destacable es la actuación impecable de todos los actores, como Mark Ruffalo o Toni Collette. Pero si hay que destacar a uno es a su protagonista, un Robert Pattinson espectacular, dando vidas a estos 'prescindibles', nombre que reciben los trabajadores que aceptan morir una y otra vez. Muy notable es su interpretación en el momento en que el Mickey 17 y el 18 conviven. A Pattinson le toca dar vida a un Mickey moderado y a otro totalmente opuesto, enfrentados en pantalla y con una doble actuación que sorprende. A los amantes de la ciencia ficción y fans del actor seguro que les gustará y, por supuesto, a quienes siguen al cineasta surcoreano, al que echaban de menos.
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