El error imperdonable que cometes al cocinar tus lentejas y que arruina por completo su sabor

Las lentejas son uno de los platos estrellas de la gastronomía española, tanto que no sorprende a nadie que esté dentro de la lista de los más consumidos. Casi podría decirse que es una receta atemporal que gusta a diferentes generaciones y lo mejor de todo son sus múltiples propiedades beneficiosas para la salud, ya que es muy completa en cuanto a hierro, hidratos y vitaminas.

La forma de prepararlas varía mucho en cuanto a gustos, porque es cierto que hay quien las prepara con verduras, con chorizo o con morcilla. Ahora bien, uno de los errores más comunes a la hora de cocinarlas y que arruina por completo su sabor se produce durante la cocción.

A fuego lento, ¿y la sal?

Para que las lentejas nos queden perfectas hay que vigilar y ser muy cuidadosos con el proceso de cocción. Según los expertos, el primer paso es cubrirlas en la cazuela con agua fría y posteriormente calentarlas a fuego fuerte. Se debe mantener así hasta que comiencen a surgir los primeros borbotones, aproximadamente a los pocos minutos. En este momento es importantísimo bajar el fuego hasta la mitad, ya que así evitaremos que se pelen las lentejas, pues es una legumbre que con frecuencia tienden a hacerlo.

Además hay que tener cuidado con el tiempo que se dejan en el fuego. A diferencia de otras legumbres, las lentejas son planas y delgadas, por lo que se ablandan más rápido que otras. En este sentido, los expertos aseguran que el tiempo recomendado para hacerlas es aproximadamente una hora y media, aunque depende del tipo de lenteja que se utilice, pues unas son más grandes que otras.

Por último, la sal es el último factor que interfiere en el proceso de hacer lentejas y más allá de equivocarse en la cantidad y conseguir un resultado más salado o más insípido, el problema tiene que ver con el momento en el que hay que añadirla. Aunque es cierto que se recomienda que la cantidad sea moderada, sobre todo si se van a incluir embutidos, es importante echarla justo al final de la cocción para que no interfiera en el proceso y evitar que las endurezca.