
Podría decirse que el café mucho más que una bebida, es un arte. Eso lo saben muy bien los auténticos amantes de esta bebida, pues preparar un buen café requiere de tiempo, paciencia y técnica. Y es que, disfrutar de una buena taza no es cuestión de suerte o de saber apretar un botón, es todo un ritual que a veces puede llegar a ser frustrante cuando el resultado es un café más amargo, aguado o sin aroma. Si tus mañanas comienzan así, puede ser que estés cometiendo algún error sin darte cuenta.
El secreto está en la calidad
¿Cómo se prepara un buen café? Esta pregunta se la cuestionan muchos y aunque creen que tiene que ver con la técnica, la respuesta va más allá de estilos de cafeteras o pasos. Así lo explica Sasha Müller en The Guardian, quien reitera que para poder hablar de un café de calidad hay que empezar por comprar café bueno. Una buena bolsa de granos tostados no es negociable, ya sea la máquina más buena del mercado o lo esté preparando el mejor barista del mundo.

Además, también incide en la importancia de disponer de café recién molido, ya que el que venden ya así tiende a estropearse antes. Y por supuesto, nada de café de supermercado que no muestre la fecha de tueste en la bolsa, ya que es posible que sea "café rancio" que ya no está en su mejor momento.
Aunque si hablamos de técnica, uno de los mitos más extendidos en torno a la cafetera italiana es que para conseguir un café intenso hay que presionarlo mucho en el filtro. Así lo único que se conseguirá será una taza amarga y difícil de disfrutar. El café molido no debe prensarse como muchos creen, tan solo debe nivelarse con suavidad.
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