
Castilla León es una de las regiones más extensas y diversas de España que esconde rincones únicos perfectos para una escapada. Ya sea una mina de oro declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO o una ciudad que parece encantada. Sin embargo, hay otros puntos que, aunque tienen un pasado de esplendor, actualmente han caído en el olvido.
Es el caso del pintoresco pueblo de Fuentidueña, considerado por The National Geographic como el lugar más olvidado de la provincia de Segovia. En 2017 fue declarada conjunto histórico-artístico, ya que en este pequeño pueblo te puedes encontrar una historia fascinante, así como un Hobbiton Segoviano que parece sacado de un cuento o la historia del castillo que fue subastado por tan solo 25.000 pesetas.
Un castillo prácticamente regalado
Este es sin duda el punto desde el que se debe empezar la visita. Conforme vas llegando a Fuentidueñas lo primero que vas a distinguir es su muralla junto a su castillo y, aunque actualmente no se encuentre en el mejor de los estados, merece la pena pasear por este lugar que fue levantado en el siglo XII.
Esta fortaleza jugó un papel crucial en la defensa de la región durante la Edad Media. Estamos hablando de cuando este pueblo era el centro de una de las Comunidades de Villas y Tierras más importante de la época, pero ahora este pasado solo se puede intuir.
Y es que el lugar fue testigo de momentos clave en la historia, como el testamento que dio aquí Alfonso VII en el 1204. El lugar recibió la visita de otros nombres ilustres como Alfonso X el Sabio o Sancho IV. Sin embargo, el devenir de esta fortaleza fue en la década de 1970 la de convertirse en un bien sacado a subasta por tan solo 25.000 pesetas.

El ábside de su iglesia en Nueva York
Una de las historias más curiosas de Fuentidueña es la del ábside de la iglesia de San Martín, que fue desmontado en los años 50 y trasladado piedra a piedra al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Allí, este ábside románico del siglo XII se exhibe como parte de The Cloisters, un espacio dedicado al arte medieval europeo. En su lugar original, se conserva una réplica que permite a los visitantes imaginar cómo lucía la iglesia en su época de esplendor.
Fue John D. Rockefeller Jr quien se encargó de mantener una dilatada negociación para hacerse con este ábside. Finalmente lo consiguió en 1958.
La necrópolis que fue tallada en piedra en el siglo X
Otro de los tesoros históricos del pueblo es la necrópolis rupestre, un conjunto de tumbas excavadas directamente en la roca caliza que datan del siglo X. Este lugar, utilizado durante la Alta Edad Media, es un testimonio de las comunidades cristianas de la región. Las tumbas, de diversas formas y tamaños, se encuentran en un entorno tranquilo con más de doscientas tumbas antropomorfas excavadas directamente en la roca caliza.
Qué más ver en el pueblo
Además de estos monumentos, Fuentidueña ofrece otros puntos de interés como la iglesia de San Miguel, de estilo románico. Se trata de un templo consagrado para los perdones, para quien tenga algún pecado que resolver. Lo curioso de este lugar, al que se conoce como iglesia de Arriba por estar casi en lo más alto del pueblo, es que solo abre seis meses al año (durante la época más calurosa del año).

Más abajo el puente medieval sobre el río Duratón, que conecta las distintas partes del pueblo, es otro punto indispensable para visitar. Junto a este se encuentra la iglesia de Santa María la Mayor, iglesia de abajo. Este templo abre la otra mitad del año para complementar a la de San Miguel. Lo curioso de esta construcción es que recientemente se han descubierto restos de sarcófagos durante las últimas reformas.
El Hobbiton Segoviano
Una de las sorpresas más recientes de Fuentidueña es su apodo como el "Hobbiton Segoviano". En los alrededores del pueblo, hay una serie de construcciones subterráneas conocidas como bodegas-cueva, que se utilizaban para la elaboración y conservación de vino. Estas cuevas, con entradas redondeadas y pequeñas chimeneas que emergen del suelo, recuerdan a las viviendas de los hobbits descritas en las obras de J.R.R. Tolkien. Su peculiar estética ha hecho que sean conocidas popularmente como una versión segoviana del ficticio Hobbiton.

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