La manera más original (y antigua) de beber vino en Italia: así son las tradicionales 'buchettes' de Florencia

La imponente belleza de Florencia capta toda la atención de cualquiera que la visite. Con sus fuentes, plazas y catedrales, parece ser que no hubiera tiempo para fijarse en nada más. No obstante, si prestas un poquito de atención a sus calles, igual encuentras unas pequeñas ventanas que te sorprendan. Fáciles de omitir, con forma de tabernáculo y rodeadas por piedra, tenemos las buchette, o también llamadas ventanas del vino.

Durante la época del Renacimiento, estas diminutas ventanas colocadas a la altura del codo acogían bares de vinos y solían estar ubicadas en las paredes exteriores de los edificios de las familias más pudientes de la Toscana. Lo que la tradición cuenta es que cuando caía la noche, los interesados se acercaban a estas ventanas y llamaban al postigo de madera. Una vez allí, tenían que dejar unos cuantos florines a cambio de una copa de vino chianti o vino rosa de la Toscana.

A pesar de ser un fin meramente comercial, fueron muy útiles, sobre todo, durante pandemias como la de la peste negra, ya que fue una manera de minimizar al máximo el contacto.

Desgraciadamente, cerraron en el año 1900 y cayeron en el olvido, tanto que generaciones y generaciones de locales desconocían esta práctica. Y en menos de 100 años, la mayoría fueron erradicadas, vandalizadas o reconvertidas en timbres.

Las ventanas del vino en la actualidad

Si hay algo bueno que dejó el año 2020, eso fue la reapertura de las 'ventanas del vino'. Con la misma dinámica, algunos locales como el restaurante Babae recuperó la funcionalidad de una de estas buchette.

A ella, también se le suman unas cuantas más, como la heladería Vivioli, que ha reinventado el concepto y ofrece sus helados y cocteles a través de estas singulares ventanas.

Así, estas ventanas son una mirada al pasado y a la arquitectura de la época. Ahora, si ya tienes preparada tu próxima escapada a la ciudad, seguro que atenderás a los detalles. Muchas veces son esas pequeñas cosas, las que pasan más desapercibidas, las que guardan una gran historia.

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