Evasión

El sencillo truco de cocina para cortar cebollas y no llorar que sí funciona

Cebolla /Foto: iStock

La cebolla es uno de los alimentos que más se utilizan en España, ya sea para elaborar un sofrito, hacer un pure de verduras, acompañar un asado, para una ensalada o -en uno de los platos estrellas de nuestra gastronomía- la tortilla de patatas. Dejando a un lado el debate de con o sin cebolla, no cabe duda de que este es un producto muy socorrido.

La complicación llega cuando este se tiene que preparar, ya que cuanto más fresco esté el tubérculo más nos hará llorar a la hora de cortarlo y prepararlo. Por suerte el ingenio en la cocina es algo que no nos falta y existen varios trucos que pueden ayudar a que no se nos salte ni una lagrimilla. Estos tres sencillos métodos cambiaran por completo nuestra relación con la socorrida y necesaria cebolla.

¿Por qué lloramos cuando cortamos cebolla?

La razón está relacionada con un proceso químico. Cuando cortamos una cebolla, rompemos las células de su tejido vegetal, lo que provoca la liberación de una enzima llamada aliinasa. Esta enzima interactúa con los compuestos de azufre presentes en la cebolla, como los aminoácidos sulfóxidos, produciendo un gas volátil llamado óxido de propanotial.

Cuando este gas entra en contacto con los ojos, se mezcla con el agua de la superficie ocular formando una sustancia irritante que provoca escozor y lágrimas como reflejo natural del cuerpo para proteger los ojos.

Los tres trucos para cortar cebolla

  1. El primer método sería muy simple y puede que sea el más conocido, pero podría interferir con la manera de cocinar. Si se mete la cebolla en el congelador, simplemente durante 10 o 15 minutos, el frío ralentizará la actividad de las enzimas. Esto significa que, aunque las células se rompan al cortar la cebolla, la cantidad de gas liberado es significativamente menor.
  2. El siguiente consejo consiste en sumergir la cebolla en agua, lo que actuará como una barrera que atrapa los compuestos volátiles, impidiendo que lleguen al aire y, por ende, a tus ojos.
  3. El último truco, y puede que el más efectivo sin que se vea afectado ni el sabor ni la textura, es coger un papel de cocina mojado-en su defecto un trapo- y colocarlo cerca de la cebolla que vayamos a cortar. Este atraerá el vapor que suelta y evitará que lloremos al empezar a prepararla.
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