Los Talleres Meda fueron creados por el padre de Antonio Meiro a partir de su experiencia como maestro ajustador, quien desarrolló en primera instancia maquinaria manual de taladros universales pero ha ido viendo sin embargo cómo la tecnología entraaba también en estas pequeñas empresas familiares.
"Ser el hijo del jefe es el puesto más difícil porque uno sabe cuándo entra pero no cuándo sale aunque somos una familia y nadie dice que no cuando hay que arrimar el hombro", cuenta su hijo al tiempo que reconoce estar solos en su supervivencia como empresa porque la Administración sólo toma partido cuando las inversiones ascienden a los 50.000 euros o 60.000 euros.
"La crisis nos ha dado muchos palos desde antes de cuando dicen que empezó pero nos ha enseñado a no derrochar y a aprender a apretarnos el cinturón sin que te apriete ni vaya muy holgado", concluye Meiro.