
Como respuesta a la crisis que ha traído consigo la expansión del coronavirus, los expertos del sector turístico auguran un cambio en los hábitos de consumo de los turistas.
Así, en un estudio elaborado por la empresa Global Journey Consulting -gestores de la Red Mundial de Turismo de Compras (WSTN)- se prevé que, entre las nuevas tendencias, se encuentre el fortalecimiento de los productos con identidad cultural, a lo que se suma el "orgullo por mostrar lo local y el valor que este tiene".
Por tanto, dicho estudio -titulado La industria turística y el impacto del Covid-19. Escenarios y propuestas, y dirigido por Antonio Santos del Valle- incluye, entre sus proposiciones para acelerar la recuperación, la comunicación, promoción y comercialización, por parte de las instituciones locales, "de las industrias creativas locales, culturales y artesanales en un mundo global e interconectado dentro de la concepción de la economía naranja".
El año pasado, los destinos de interior de nuestro país alcanzaron sus mejores resultados empresariales
Bajo el paraguas de la denominada economía naranja (nombrada así por ser este el color asociado a la cultura, la creatividad y la identidad, tal y como explican Felipe Buitrago Restrepo e Iván Duque en su libro La economía naranja: una oportunidad infinita), surge también el turismo llamado naranja. Este, como señala la directora del Máster en Gestión Turística de Recursos Culturales y Naturales de la Universidad Carlos III de Madrid, Elisa Povedano, no solo "se enmarca en el mundo de la creatividad y la cultura", sino que tiene un componente "más activo", pues el turista "deja de ser un mero observador para involucrarse".
Esta práctica se ejemplifica en una de las propuestas lanzadas por Global Journey Consulting: la promoción de cursos y actividades identificadas con los destinos, ya sean talleres de artesanía o gastronomía o cualquier otra iniciativa que se relacione con la identidad cultural del territorio.
Al componente experiencial y la singularidad que caracterizan al turismo naranja, se suma el hecho de "que huye de las masas en favor de una experiencia más directa", explica Povedano, contribuyendo así a la actual necesidad de distanciamiento social.
Grandes urbes vs España vacía
Margaret Hart Robertson, exdirectora del Doctorado de Turismo Integral, Interculturalidad y Destinos Sostenibles en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, afirma que "los destinos del interior han desarrollado el turismo naranja de manera más asídua que las zonas de playas por necesidad". Y es que "teniendo un recurso como la playa, es relativamente fácil desarrollar productos turísticos de éxito sin necesidad de buscar nichos", añade. "En cambio, los ámbitos del interior han tenido que ingeniárselas mucho más y han ofrecido productos de alta calidad, singulares y para pocas personas que serán los productos estrella de aquí en adelante".
Con la oferta de talleres de artesanía o cocina el turista deja de ser un observador
Ya el año pasado, tal y como recoge Exceltur en su balance anual del sector turístico, los destinos de interior de nuestro país alcanzaron sus mejores resultados empresariales; al contrario que las zonas del sol y playa. Aunque cabe destacar el crecimiento de los beneficios de las empresas en Navarra (+3%), Castilla y León (+3,8%), Extremadura (+1,7%), Aragón (+1,3%) y Castilla la Mancha (+1,6%), lo cierto es que Madrid se sitúa a la cabeza con un incremento del 6,1%.
Sin embargo, a la hora de construir un tipo de turismo identitario, las grandes urbes parecen tenerlo más difícil, pues "se han estandarizado en un grado mayor", explica Hart Robertson. "Sus atracciones dependen de grandes cantidades de personas; algo que, quizás, no se estile más o no se dé en mucho tiempo".
De hecho, entre los principales motivos para visitar la ciudad de Madrid, los entrevistados en la Encuesta de Percepción Turística 2019 -realizada en los puntos de atención turística- destacan la amplia agenda de artes escénicas (20,42%), solo superada por los monumentos y los museos (33,16%). Así, por ejemplo, los musicales de la emblemática Gran Vía y alrededores recibieron en 2019 un total de 1.630.000 espectadores.
En la otra cara de la moneda, "los territorios rurales de la España vacía se revalorizarán después de la crisis", augura Hart Robertson, pues cuentan "con un rico patrimonio para recuperar y preservar a través, precisamente, del turismo naranja".