Especial medio ambiente

Suez diseña factorías para la gestión responsable del agua

No cabe duda de que, al hablar de medio ambiente, es necesario dedicar un capítulo especial al agua. Por todos es bien sabido que el cambio climático viene provocando un aumento generalizado de las temperaturas marinas, poniendo en peligro la supervivencia de muchas especies, así como una subida del nivel del mar que inunda numerosas poblaciones cercanas a la costa. También la sequía se ha convertido en una constante en nuestro planeta, lo que puede originar un sinfín de restricciones en el uso del agua.

En relación a este recurso natural vital, existe un concepto menos conocido entre la población, el estrés hídrico, que supone un obstáculo mayúsculo en la lucha por hacer de nuestro mundo un planeta sostenible. Los expertos definen el estrés hídrico como un desequilibrio entre la demanda del agua y su disponibilidad, siendo mayor la primera, así como una baja calidad del mismo que obliga a la restricción de su uso. Esta situación se agravará en el año 2030, pues se augura que la demanda global de agua aumentará en un 50%, teniendo en cuenta su uso doméstico agrícola e industrial.

Es por eso que empresas como Suez dedican gran parte de sus esfuerzos a integrar los conceptos de economía circular e innovación tecnológica dentro de una gestión inteligente, eficiente y sostenible de los recursos hídricos y del diseño de las instalaciones del ciclo del agua.

"No concebimos el futuro de la empresa sin esta apuesta clara y rotunda por el desarrollo sostenible, con una triple visión: social, ambiental y económica", explica Gustavo Calero, director de RSC, Desarrollo Sostenible e Innovación en Suez España.

Este compromiso se ve reflejado en el plan de desarrollo sostenible 2017-2021 de la compañía; toda una declaración de intenciones que acabará por transformar las plantas de tratamiento de agua en Biofactorías, o lo que es lo mismo, centros de recuperación y generación de recursos.

"Entendemos las plantas de tratamiento de aguas como sistemas de interrelación e interdependencia", señala Calero. "La economía circular en vez de destruir construye capital social, natural y económico, pilares básicos para una óptima ordenación del territorio y eficaz vertebración de todos los actores implicados: Sociedad, Administraciones Públicas, Instituciones Educativas, Empresas y Medio Ambiente".

Así, en dichas instalaciones se reutiliza el agua regenerada para usos agrícolas, urbanos, industriales o ambientales y se produce energía renovable, pudiendo en algunos casos ser autosuficientes y generar excedente. Y es que la reutilización y el aprovechamiento de nuevos recursos -como nutrientes, materiales, productos o energía del ciclo del agua- son dos de las estrategias principales de Suez España.

Como explica Calero, "tenemos Biofactorías en las que actualmente estamos muy cerca de conseguir el reto de residuo cero. El total de arenas, fangos y grasas que se extraen durante el proceso de depuración de agua y que suponen el 99% del total de residuos, actualmente ya se están tratando y aplicando en agricultura. Nuestro reto reside ahora en encontrar la manera de reciclar o valorizar los residuos de desbaste. Aunque únicamente suponen el 1% del total, no nos resignamos a enviarlos a vertedero. Para ello, estamos trabajando con distintas Universidades y Centros Tecnológicos, como Cetaqua Andalucía, en proyectos de investigación con el fin de buscar una posible alternativa para su valorización".

Un escaparate internacional

Uno de los claros ejemplos de este modelo de gestión lo protagoniza la Biofactoría Sur de Granada, gestionada por Emasagra. La ambiciosa estrategia ambiental de esta instalación andaluza ha permitido que se convierta en el referente europeo de la economía circular en el ámbito del saneamiento. "Es un escaparate internacional e inmejorable ejemplo de buenas prácticas en materia de economía circular e innovación tecnológica aplicadas en favor del medioambiente y de las personas", explica Gustavo Calero.

"Lo que hoy en día denominamos Biofactoría Sur no es más que el resultado de muchos años de gestión eficiente y esfuerzos encaminados a la constante reducción de consumos energéticos y generación de residuos, así como a la progresiva maximización en cuanto a valorización de residuos producidos y a generación de energía verde".

El principal objetivo de la hoja de ruta de dicha Biofactoría es que la instalación sea completamente autosuficiente en energía en el año 2020. ¿Cómo? Por un lado, reduciendo al máximo sus consumos de energía eléctrica y por el otro, maximizando la autoproducción de energías verdes, apostando por incrementar su tasa de cogeneración -obtener simultáneamente energía eléctrica y energía térmica útil- y complementándola con la instalación de una nueva planta de producción fotovoltaica.

"Teniendo en cuenta que en abril de este año 2018 ya se alcanzó, aunque de manera puntual, el 102% de autoabastecimiento energético, somos optimistas y confiamos en que podamos alcanzar dicha autosuficiencia energética absoluta y continua, incluso antes del fin del plazo previsto", afirma Calero.

Las acciones de esta Biofactoría van, desde luego, bien encaminadas, pues en el pasado año 2017 se alcanzó una tasa de autoabastecimiento de energía del 82,6%. Además, prácticamente toda el agua producida se utiliza para irrigar los cultivos leñosos cercanos; el lodo digerido se utiliza como fertilizante agrícola, y las grasas y arenas se convierten en compost para su uso como enmienda orgánica.

Concretamente, durante el año pasado, el agua residual una vez tratada generó en la Biofactoría Granada Sur 19.369 toneladas de fango. La totalidad de lo producido se destinó a la aplicación agrícola, con un 12% para compost y 88% de aplicación directa.

En cuanto a las arenas residuales, el cien por cien de las mismas -más de 307 toneladas- se ha podido usar como materia prima en compost vegetal. También, unas 25 toneladas de grasas generadas en el proceso de depuración se destinaron a este fin.

Como explica Calero, el éxito de las Biofactorías -que, además de en Granada, están implantadas en Barcelona y en Santiago de Chile- es posible gracias al "convencimiento absoluto por parte de la dirección para dotar al proyecto de todos los recursos necesarios y liderarlo adecuadamente: ambición en su definición, rigor en su planificación, constancia en su seguimiento... Y lo más importante, una enorme dosis de implicación, ilusión y esfuerzo por parte de todos los trabajadores".

Además de la construcción de estas innovadoras instalaciones y su uso responsable de los recursos, el grupo Suez cuenta con "una ambiciosa hoja de ruta, con un Plan Estratégico en Desarrollo Sostenible a cinco años que venimos desarrollando desde el año 2017, con nueve objetivos totalmente alineados con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible", explica Calero. "Así, por ejemplo, por destacar uno, en materia de lucha contra el cambio climático estamos trabajando para conseguir reducir nuestras emisiones de CO2 en un 90%".

Y es que, como el propio director de RSC, Desarrollo Sostenible e Innovación en Suez España afirma, "la apuesta por el desarrollo sostenible no es una alternativa sino la única vía para subsistir a medio y largo plazo ya que entre otras cosas atrae inversores, reduce riegos, genera confianza, mejora la reputación y lo que es más importante, resulta económicamente rentable".

El ciclo urbano del agua

En el denominado ciclo urbano del agua varios son los pasos que entran en juego. Suez está presente en todos ellos. Así, existe un proceso inicial de captación de aguas superficiales o subterráneas seguido de una potabilización posterior mediante la cual se mejora la calidad del agua para su consumo humano.

Una vez potabilizada, el agua tiene que llegar en la cantidad necesaria a los hogares u otros espacios, para que se reciba con suficiente presión durante las 24 horas del día, los 365 días del año. El transporte se realiza mediante grandes tuberías y centrales de bombeo. El almacenamiento previo, por su parte, es posible gracias a grandes depósitos.

Una vez utilizada, el agua residual va a parar a la red de alcantarillado y se conduce hasta las estaciones depuradoras donde se eliminan los elementos contaminantes.

La depuración es el paso previo para poder retornarla al medio natural (ya sea a los ríos o mares) con los mínimos riesgos ambientales, o para destinarla a otros usos secundarios que no requieren la calidad del agua potable; como el riego agrícola, la limpieza viaria, la extinción de incendios, entre muchos otros.

WhatsAppWhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinlinkedin