Especial medio ambiente

Agricultura inteligente: alimentos sostenibles a golpe de click

  • El planeta se enfrenta al reto de alimentar a 2.000 millones de personas más en los próximos tresdecenios y hacerlo además garantizando el mantenimiento de los recursos naturales y minimizando la huella de carbono. La digitalización y las nuevas tecnologías abren la puerta a un cambio ilusionante

La Organización de Naciones Unidas (ONU) calcula que la población mundial pasará de los 7.700 millones de personas actuales a los 9.700 millones en 2050. Ante ese escenario, son muchos los expertos que alertan de que garantizar a la vez la soberanía alimentaria y la sostenibilidad medioambiental es el mayor desafío al que se enfrenta la Humanidad. Pero ¿cómo hacer posible producir más con menos recursos? ¿cómo garantizar la elaboración de productos sanos y seguros sin comprometer el futuro de las generaciones futuras?

Para encontrar respuesta a estas cuestiones hay que girar la vista no solo a los actores que forman parte de la cadena agroalimentaria (productores, transformación y distribución) sino también a los consumidores como palancas del cambio. Y junto a la concienciación de todos ellos, surgen las nuevas tecnologías y la innovación como aliadas indispensables.

La agricultura y la ganadería impactan de manera directa en el Medio Ambiente. Además del alto consumo de agua que se necesita, la producción de alimentos facilita la erosión de las tierras, reduciendo su fertilidad. Son además responsable del 10,3 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea - casi el 70 % del sector animal-. Pero también son las que más sufren los efectos del calentamiento global y, por tanto, los mayores interesados en pasar a la acción para poner freno a la desertificación, la subida de las temperaturas y los efectos climáticos extremos.

Drones, satélites, Inteligencia Artificial se incorporan a un campo cada vez más sensibilizado

El paradigma del agricultor está cambiado. De la intuición en la gestión agronómica se está pasando a la Ciencia como base en la toma de decisiones. Drones, sensores de campo, Inteligencia Artificial, imágenes satelitales han llegado para quedarse haciendo compatible la rentabilidad de los productores y el respeto al Medio Ambiente.

Medir el estrés hídrico

Cada vez es más habitual encontrar granjas en las que se puede medir el estres hídrico o las necesidades vegetativas de la planta para aplicar riego o fertilización a la "carta" o que utilizan las imágenes que envían los satélites y que indican dónde es necesario aplicar productos fitosanitarios o semillas más resistentes a la sequía y a las enfermedades.

La innovación llega también de la mano de las semillas más resistentes a sequías y enfermedades, o la lucha biológica que permite que los mismos insectos erradiquen las plagas sin necesidad de productos químicos. No es ciencia ficción. Según el informe de Cajamar de la Campaña Hortofrutícola en la Campaña 2019-2020, la mitad de los cultivos de invernadero de Almería utiliza el control biológico, que se dispara al 96% en productos como el pimiento o al 69% en el pepino.

Son cada vez más los agricultores que dan paso al modelo de producción intensivo que trajo la mecanización a uno en armonía con la naturaleza. Charcas para que beba la fauna, márgenes sin cultivar para que aniden pájaros e insectos o técnicas de mínimo laboreo avanzan en las explotaciones en paralelo a una demanda social mas sostenible y a una concienciación de unos jóvenes rurales cada vez más 'verdes'.

Subproductos que se convierten en fertilizantes para los cultivos y alimento para el ganado

A la ola "verde" se ha sumado también la industria de transformación y la distribución. No sólo  exigiendo a sus proveedores prácticas medioambientales, sino reduciendo la huella de carbono con energías limpias o reutilizando los residuos de su actividad. 

Sólo en la e desperdician 88 millones de toneladas de alimentos. De ellos, el 53% se produce en los hogares y el 19% en el procesamiento industrial.

Cerealto Siro es un ejemplo de la denominada "economía circular". Desde 2018 tiene Residuo 0 en sus plantas de España y Portugal. De la valorización de coproducto de la multinacional se obtiene energía, fertilizantes para el campo y alimento para el ganado.

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