Las interconexiones energéticas son consideradas por la Comisión Europea un elemento fundamental para establecer un verdadero mercado interior de la energía europeo que ayude a conseguir la Unión de la Energía. En este sentido, son múltiples las iniciativas que se pretenden llevar a cabo en el Continente para tratar de impulsar los proyectos de interconexión de electricidad, gas y petróleo considerados prioritarios por Europa. Más información sobre el sector en la nueva edición de elEconomista Energía
En el caso del gas, el objetivo que se persigue con la puesta en marcha de estas infraestructuras es garantizar una mayor seguridad y diversidad de suministro que ayuden a reducir la dependencia energética de ciertas regiones europeas -especialmente de países como Rusia- que necesitan importar gas, sobre todo de aquellas consideradas más vulnerables, como el este del Mar Báltico y la parte sudoriental central de Europa.
El pulso que la Unión Europea mantiene con Rusia en materia de seguridad energética viene de lejos. El conflicto que mantiene con Ucrania desde hace más de una década, ha provocado en reiteradas ocasiones la interrupción del suministro de gas ruso a este país. Un grave problema si tenemos en cuenta que una tercera parte del gas que entra en Europa procede de Rusia, lo que le convierte en el mayor proveedor de gas de la UE, ya que la mitad de ese gas pasa por los gasoductos ucranianos.
El último corte en el suministro con Ucrania se produjo a primeros de marzo. El gigante gasístico ruso Gazprom ha dejado de bombear gas al país vecino y ha anunciado su decisión de romper todos los contratos con Kiev y dirigir todo el tránsito a los gasoductos Nord Stream -que une el país con Alemania bajo el mar Báltico- y Turkish Stream -actualmente en construcción y que unirá Rusia con Turquía por el mar Negro.
El detonante ha sido la decisión del Tribunal de Arbitraje de Estocolmo que exime a Naftogaz -su homóloga ucraniana- de pagar los más de 2.000 millones de dólares que le debe a Gazprom por suministros atrasados y que condena a la empresa rusa a abonar 2.560 millones de dólares a Naftogaz por bombear menos gas del acordado bajo contrato. Ante el temporal de nieve que azota a Ucrania, con temperaturas que rozan los 15 grados bajo cero, las autoridades han decidido cerrar temporalmente escuelas y guarderías en todo el país para ahorrar en el consumo de gas.
Alemania, que el pasado año recibió mas del 60 por ciento del gas de Rusia, está considerando construir varias terminales de gas licuado para importar GNL de otras regiones, según apunta Bloomberg, y desvincularse lo más posible de Rusia energéticamente hablando. Un deseo que, sin embargo, no concuerda con el apoyo de Berlín a la construcción del gasoducto Nord Stream 2, con el que se aseguraría la llegada del gas natural a su territorio sin necesidad de intermediarios y por el que Ucrania dejaría de percibir unos 1.800 millones de euros al año en concepto de impuestos por el paso de gas.
Otros países como Estonia, Letonia y Lituania han decidido apostar por el GNL procedente de Estados Unidos, mientras que Hungría y Eslovaquia se plantean construir un nuevo gasoducto que permita la llegada de gas procedente de Rumania y Bulgaria.
España: precios ajustados y avances en MidCat
La fortaleza de sus infraestructuras gasistas hace que España cuente con uno de los suministros más diversificados y seguros del mundo. Gracias a las dos interconexiones que unen España con Francia -Irún y Larrau-, el país galo pudo recibir el pasado 28 de febrero un total de 22 gigavatios hora de gas natural procedente de nuestro país, en un momento de alta demanda por la ola de frío polar que azota a varios países del continente.
Ese mismo día el precio de esta materia prima se disparó en los principales mercados europeos triplicando, en algunos casos, la cotización de días anteriores. La subida también afectó a España, pero de manera menos alarmante, con precios por debajo de los registrados en otros países europeos. Según datos de MibGas, el precio por megavatio hora en España se mantuvo en los 38,10 euros -frente a los 47,84 euros de Francia, los 52,68 euros de Alemania o los 54,41 euros de Italia-, llegando a negociar 263,6 GWh, el dato más alto registrado en MibGas desde diciembre de 2015.
Lo cierto es que MibGas "avanza con paso firme, proporcionando una señal de precios que puede considerarse representativa de la realidad del mercado mayorista de gas natural en España en el corto plazo", según recoge en su Informe Anual. En 2017 MibGas multiplicó por dos el volumen de gas negociado, alcanzando los 13.376 gigavatios hora, es decir, el 3,8 por ciento de la demanda total nacional de gas natural. También ha incrementado el número de agentes dados de alta desde los 45 en 2016 a los 65.
La situación comienza a relajarse poco a poco. El abaratamiento del coste de la materia prima en los mercados internacionales -con una caída del 9,3%-, permitirá que a partir del 1 de abril la Tarifa de Último Recurso (TUR) de gas natural baje un 3,2 por ciento de media. El precio de la bombona de butano ya bajó un 4,9 por ciento el 20 de marzo, hasta los 13,96 euros.
Siguiendo con las interconexiones, uno de los proyectos que lleva años coleando es el desarrollo del gasoducto Step/MidCat, que supondría la puesta en marcha de la tercera interconexión gasista con Francia y que Bruselas ha incluido como prioritario en el último listado de Proyectos de Interés Común (PIC). Valorado en unos 3.100 millones de euros, elevaría al 15% la capacidad de interconexión entre ambos países.
Desde hace meses, Enagás y su homólogo en el sur de Francia TIGF, realizan estudios preliminares en el Pirineo Oriental dentro de la primera fase del proyecto, denominada South Transit East Pyrenees (STEP). Ahora, el Gobierno español ha decidido restablecer la tramitación de las instalaciones asociadas al citado proyecto, que habían quedado suspendidas en 2012 para asegurar el equilibrio financiero en el sector del gas. La infraestructura consta de 226 kilómetros de gasoducto repartidos en partes similares a cada lado de la frontera: 106 kilómetros en el tramo español y 120 kilómetros en el francés.
Su construcción resulta estratégica porque, además de aumentar la capacidad de interconexión de la Península Ibérica con el resto de Estados miembros -una de las más bajas de la UE-, ayudaría a mejorar la seguridad de suministro al incrementar el nivel de diversificación de aprovisionamientos que permitiría reaccionar con mayor rapidez ante eventuales interrupciones de suministros por gasoducto o incidencias de abastecimiento de GNL a las plantas de regasificación nacionales.
Bruselas también ha incluido como prioritario el proyecto de interconexión entre España y Portugal -que transcurrirá entre Zamora y la ciudad portuguesa de Mangualde- y que se desarrollará en dos fases, alcanzando una capacidad final de 139 GWh/d en sentido España-Portugal y de 126 GWh/d en sentido Portugal-España.