
Endesa e Iberdrola han iniciado los trámites ante el Consejo de Seguridad Nuclear para poder renovar la licencia de operación de las centrales nucleares de Almaraz y Vandellós. Ambas compañías tienen que superar primero una revisión de seguridad previa antes de poder presentar la petición de licencia.
Según ha podido saber elEconomista, las compañías han presentado ya la llamada documentación base para que el Consejo de Seguridad Nuclear pueda valorar la situación en la que se encuentran ambas plantas y si son acreedoras de estos permisos.
Entre los objetivos de una Revisión Periódica de la Seguridad (RPS) se encuentran los siguientes: analizar el comportamiento de la instalación en los diferentes aspectos de la seguridad nuclear en un periodo de tiempo suficientemente largo como para identificar tendencias. Comprobar la adecuación de los análisis de los diferentes aspectos de la seguridad nuclear de la instalación documentados en los informes periódicos. Identificar la posible existencia de efectos acumulativos que pudieran afectar negativamente a la seguridad nuclear de la instalación. Analizar la situación de la planta respecto de la normativa internacional y la propia y estudiar la situación de la instalación frente a los avances tecnológicos que pudieran haber tenido lugar durante el periodo de tiempo comprendido por la revisión.
Con la nueva regulación, aprobada el pasado verano, el Consejo de Seguridad Nuclear realizará cada diez años esta revisión, aunque la licencia de operación que se conceda a las centrales por parte del Gobierno podrá superar este periodo de diez años por los que se otorgaban los permisos hasta ahora.
Con este primer paso, Endesa e Iberdrola inician la tramitación de una nueva licencia, aunque las empresas todavía pueden dar marcha atrás hasta el año 2020 en el que deben tomar la decisión definitiva.
Todas las centrales nucleares superarán en la próxima autorización los 40 años de la llamada vida útil de diseño (Almaraz 2020, Ascó I 2022, Asco II 2025, Cofrentes 2024, Trillo 2027 y Vandellós II 2027) y si los permisos siguen siendo de diez años, la central más longeva llegaría al año 2034.
Si el Gobierno apostase por llevar la vida de las nucleares hasta los 60 años, la central de Almaraz podría llegar a operar hasta 2040 y Vandellós II y Trillo incluso hasta 2047, es decir, justo en el límite de las planificaciones que el Ejecutivo tiene que enviar a la Comisión Europea para los próximos años.
Antes de tomar una decisión sobre el parque nuclear español, el Ejecutivo esperará a tener sobre la mesa tanto los informes que elabore la comisión de expertos, que se espera que estén listos el próximo mes de marzo, como la comisión interministerial creada para definir el plan nacional de energía y cambio climático que enviará el Gobierno a la Comisión Europea, pero que no se validará definitivamente hasta enero de 2019, lo que da margen para buscar un acuerdo.
Iberdrola, por su parte, ha planteado al Ejecutivo fijar una retribución regulada y estable para las centrales nucleares. Un extremo que en estos momentos no se daba por la elevada fiscalidad que tiene este tipo de plantas y los bajos precios que ha tenido los pasados años el mercado.
La eléctrica propone reducir los impuestos que gravan su actividad y aplicar un mecanismo similar a los costes de los sistemas eléctricos insulares. Por un lado, el coste de inversión que incluiría la amortización de los activos como la retribución financiera adecuada y, por otro, el coste de operación en el que se cargaría el coste del combustible, la operación y mantenimiento así como las recargas. Del mismo modo, se reconocerían los impuestos de la generación nuclear, la tasa sobre el combustible nuclear gastado y residuos, la tasa Enresa, los costes de seguridad y otros que recoge el marco normativo.
Mix diversificado
Energía, no obstante, ya ha dejado claro que ningún país del mundo ha cerrado el carbón y la nuclear al mismo tiempo por una cuestión de competitividad. El Gobierno prepara la Ley de cambio climático y transición energética, que recogerá la propuesta de mix enviada a la Comisión sobre la que Nadal ya ha adelantado que no quiere grandes cambios.
El presidente de Iberdrola aseguró en la pasada junta de accionistas que las nucleares no eran rentables. De hecho, Iberdrola Generación Nuclear registró unas pérdidas de 309,3 millones en 2016, con lo que acumula unos números rojos de 1.075 millones desde 2013, según la auditoría de EY.