Mañana se celebra la subasta de 500 MW eólicos y 200 MW de biomasa que reactiva la instalación de plantas renovables con ayudas, tras la moratoria establecida en 2012. Se espera un aluvión de participantes en la eólica y a precios muy bajos, incluso los del propio mercado mayorista de la electricidad, paradójicamente para que los proyectos obtengan, a futuro, un suelo de ingresos mayor que el del mercado.
Toda la atención está centrada en la subasta eólica, porque las comunidades autónomas asignaron un enorme volumen de potencia en los años previos a la implantación de la moratoria: más de 10.000 MW en proyectos, que no pueden rentabilizarse sin ayudas y que computan como costes hundidos e irrecuperables en las cuentas de sus promotores.
Por eso, en contra de lo que se pensaba en un principio y de lo que prevé la Orden IET/2212/2015, que regula la subasta, la potencia que se adjudique no servirá para sustituir máquinas viejas en parques ya existentes -práctica conocida como repotenciación-, sino para construir parques nuevos.
Iberdrola, Gas Natural Fenosa y EDP ya han anunciado su participación, pero junto a ellas concurrirán infinidad de pequeños y medianos promotores, todos anhelando ganar, construir sus proyectos y recuperar los costes hundidos.
Ofertas muy bajas
La situación augura ofertas muy bajas en la subasta, en la que no se pujará por un precio de producción de electricidad, sino por lotes de potencia de hasta 50 MW, que se podrán ejecutar en cualquier emplazamiento hasta el año 2020. Los descuentos sobre los parámetros definidos por el Gobierno -la retribución a la inversión- pueden ser tan fuertes que incluso anulen la obtención de ingresos adicionales a los del mercado.
Entonces, ¿por qué no se construyen esos parques a precio de mercado sin más? Pues porque la potencia ganadora, al entrar en el sistema de retribución específica, gozará de unos límites superiores e inferiores en el precio del mercado -fijados entre 44 y 60 euros a partir de 2017-, que se tienen en cuenta en las revisiones trienales a la hora de decidir los ingresos finales de las instalaciones.
La biomasa, menos desarrollada, despierta otro tipo de expectación: por ahí se dice que "los proyectos tienen nombre y apellidos", y sólo faltaría saber cuáles son. Ence, Gestamp y Valoriza (ACS) son algunos de los que están en las quinielas.