La caída de los precios del petróleo y otros productos básicos es un factor positivo claro para la economía mundial, al impulsar el crecimiento y recortar la inflación, pero esta tendencia también supondrá inconvenientes para los productores de materias primas. Creemos que los precios del crudo volverán a caer a mínimos en el primer semestre, antes de recuperar algún terreno como resultado de la respuesta del crecimiento de la oferta al entorno de caída de precios en el segundo semestre. También marcarán nuevos mínimos las divisas y la deuda de los productores de petróleo como consecuencia de la acertada decisión de los bancos centrales de EM de permitir que las divisas respondan al impacto en la relación de intercambio. Hay varias cuestiones a tener en cuenta.
Los precios volverán a situarse en niveles mínimos en el primer semestre, para luego estabilizarse en unos 85 dólares a finales de 2015 tras el recorte de la producción. Los países productores que permitan el ajuste de su moneda (como Rusia, México y Colombia) seguirán experimentando el empeoramiento de sus balanzas fiscales y comerciales, aunque en menor medida que si no lo hicieran. Las fronteras con pocas reservas de divisas deberán realizar ajustes excepcionales.
Además y debido a la elevada "intensidad energética" de las economías emergentes, la caída del precio beneficia más a los consumidores de los países emergentes (India) que a los de las economías desarrolladas. Se recortarán los gastos en inversión energética, incluso en EEUU, por la permanencia de los precios por debajo de los límites de rentabilidad. La producción de coste más alto se enfrentará a un número mayor de retos. Los productores de crudo darán preferencia a la promoción del consumo frente a la inversión pública en caso de realizarse un ajuste fiscal.
Existen informaciones clave de mercado. Así, vemos la creciente debilidad del rublo, que se va acercando a 68 dólares en el primer trimestre, y que superará los 70 si los precios del crudo se sitúan en niveles mínimos de los 60, para cerrar el año en torno a 54. La estabilización y posterior recuperación de los precios del crudo deberán ofrecer oportunidades a mercados emergentes más fuertes, como México y Colombia, que también se beneficiarán de la exposición positiva de sus economías a EE.UU.
Con todo, hay varios riesgos: es posible que los precios del petróleo sigan a 70 dólares el barril durante algo más de tiempo, ante la negativa de Arabia Saudí a limitar suficientemente su producción; la contracción de la producción estadounidense también tardará en tener efecto, manteniendo la balanza oferta-demanda a la baja. En el otro lado, impactos en la oferta (Libia) podrían ayudar a estabilizar los precios.
Hay, además, un exceso de oferta de petróleo (y materias primas), lo que supone malos tiempos para los productores, pero buenos para el crecimiento y la inflación. El abaratamiento del petróleo y de otras materias primas se ha producido debido a una serie de factores: primero, el crecimiento más rápido de la oferta, debido a la revolución de las pizarras bituminosas en América del Norte y la mayor oferta de muchas materias primas, con una capacidad en aumento tras muchos años de precios elevados.
En segundo lugar, el debilitamiento del crecimiento de la demanda: la eurozona y Japón tratan de combatir la inercia, mientras que China y muchos países emergentes sufren un enfriamiento. En tercer lugar, el abandono gradual por parte de la Reserva Federal de su actual política monetaria (ZIRP) dará lugar a un dólar más fuerte, haciendo retroceder los precios de muchas materias primas en términos de dólar y (4) Arabia Saudí ha mostrado su interés por mantener alta la producción de crudo, impidiendo un acuerdo de la OPEP sobre recortes de producción.
La caída del petróleo es un factor positivo claro para la economía mundial (ayudando a impulsar el crecimiento y a reducir la inflación), ya que se trata más de un impacto positivo de la oferta más que el resultado solo de una demanda débil; pero exportadores y productores perderán frente a importadores y consumidores. El alto consumo energético de los países emergentes significa que la caída de los precios beneficiará más a los mercados emergentes que a los desarrollados.
Todos los grandes países asiáticos, excepto Malasia, deberían ver mejorar su crecimiento e inflación, así como sus balanzas exteriores, como sucederá con muchos importadores de crudo de países emergentes de otras regiones. India, Corea del Sur, Turquía, China (en menor grado) e importadores ineficientes de petróleo se beneficiarán de esta tendencia.
La inacción de la OPEP ha dejado el mercado del petróleo vulnerable a la volatilidad de los precios mientras el mercado encuentra su nivel. Tras la decisión de la OPEP de dejar inalterado su objetivo de producción en diciembre, hemos reducido nuestras previsiones para los precios del crudo del año próximo. Creemos que seguirá la debilidad de los precios en el primer semestre de 2015, empujando de manera decisiva el precio del Brent por debajo de 70 dólares el barril (con una media de 68 dólares para el año próxima). También es posible un retroceso más acusado, aunque acabaría al final con una recuperación más significativa, y podría mover a la acción a la OPEP.
Según nuestras previsiones, el petróleo comenzará a recuperarse en la segunda mitad del año, a medida que se hagan más evidentes los cortes en la oferta. La producción marginal de pizarras bituminosas estadounidenses debería dar la respuesta más favorable debido al elevado apalancamiento del sector y a un proceso de producción que requiere una actividad continua de perforación. Es posible que las previsiones de demanda sean demasiado bajas teniendo en cuenta la caída de precios, pero los tiempos y la magnitud de la respuesta serán diferentes según los países y los mercados. La tendencia al alza del precio se encontrará probablemente con el techo de un dólar fuerte y la perspectiva de un menor crecimiento en China hacia final del año.
Los precios de otras materias primas se mantendrán estables o en ligero retroceso, especialmente en el caso de metales industriales, como cobre y mineral de hierro, dada la menor demanda de China y otros países emergentes, el fortalecimiento del dólar y el abandono por parte de la Reserva Federal de su política monetaria actual. El precio del oro podría caer a 1.050 dólares la onza o incluso más bajo, al ir perdiendo fuerza el potencial del oro como activo de protección frente a crisis geopolíticas y financieras a falta de verdaderos riesgos.
El precio del crudo podría caer a 60 dólares o incluso por debajo, por la pérdida de confianza del mercado, en ausencia de un clara señal de cambio de política de la OPEP. La estrategia de Arabia Saudí es importante. Los responsables saudíes podrían estar dispuestos a evitar recortes en la producción y hacer frente a precios más bajos con el fin de apartar a productores y proyectos marginales, manteniendo una actitud oligopólica "predatoria". Por otro lado, es posible que Arabia Saudí solo esté evitando temporalmente la reducción de la producción para disciplinar a los que van por libres en la OPEP (otros estados del Golfo) o incluso productores no pertenecientes a la OPEP (como Rusia). Una vez que tenga la seguridad de que vuelven al redil, Arabia Saudí podría aceptar el recorte de la producción, elevando los precios hacia los 90 dólares hacia finales de 2015.
El camino que siga Arabia Saudí puede depender del nivel al que caigan los precios el próximo periodos. Las tensiones geopolíticas, producidas sobre todo en Libia e Iraq, podrían finalmente influir también en la oferta.